El Partido Obrero repudia el accionar de la justicia, que actúa bajo la férula del gobierno kirchnerista contra los ruralistas. Reclamamos la inmediata libertad de los presos y la anulación de todo proceso, en cualquier lugar del país, contra los piquetes rurales.
Repudiamos también que esta criminalización de la protesta haya alcanzado a dirigentes opositores como Margarita Stolbizer. El Partido Obrero defiende el derecho a la movilización, cuya represión termina siempre afectando a los trabajadores y al conjunto del movimiento popular.
sábado, 31 de mayo de 2008
jueves, 29 de mayo de 2008
Los trabajadores del interior. Sin agua, sin vivienda, carestía, bajos salarios
Las necesidades del pueblo trabajador están ausentes del enfrentamiento entre los ruralistas y el gobierno.El gobierno habla de "redistribuir la riqueza". Esa "redistribución" no se ve en las escuelas. En Pehuajó, las EGB agrarias fueron cerradas y otros establecimientos carecen de gas. En Junín, algunas escuelas tuvieron que movilizarse para conseguir un lugar donde funcionar. En 25 de Mayo, las escuelas, especialmente las agrarias, están desmanteladas mientras se restringen los cupos alimentarios. En Tandil faltan escuelas primarias y jardines de infantes. ¿Y los hospitales? Pehuajó está desprovista de atención de agudos y de medicina compleja. En Junín están despidiendo médicos. ¿Y la vivienda? El Plan Federal está detenido, no hay planes de vivienda sociales y crece el déficit habitacional. Los ruralistas dicen que "si le va bien al campo nos va bien a todos". Pero la "bonanza" no la ve el peón rural, que trabaja bajo una ley de la época de la dictadura o directamente en negro, con salarios que no superan los 1.000 pesos. La tecnificación del campo desplazó mano de obra. Las pequeñas dotaciones que aún quedan son sometidas a jornadas extenuantes y a un trabajo insalubre en contacto con agroquímicos y herbicidas. Tampoco le ha llegado los trabajadores de la ciudad, ya que los precios de las propiedades y los alquileres se han disparado por la especulación inmobiliaria. Los valores son similares a los de ciudades como La Plata o Buenos Aires. Destruyen el medio ambiente. En Pehuajó, el agua no logra potabilizarse por la presencia de arsénico. La presencia de agroquímicos en el suelo y en el aire está produciendo enfermedades de piel y cáncer. En Arrecifes, los pobladores son víctimas de los desechos de los frigoríficos. En Pringles y Trenque Lauquen hay denuncias contra empresas fumigadoras que tienen galpones de almacenamiento en la ciudad (en Pringles, a metros del hospital) y que lavan sus aviones y camiones en los arroyos de la zona.En plena prosperidad, los trabajadores de las ciudades del interior de Buenos Aires están soportando grandes penurias. Junín está recorrida por reclamos salariales, emperezando por los municipales a los que el radical K Meoni paga un básico de 520 pesos. En Coronel Suárez, los municipales han sido protagonistas de una lucha en reclamo de aumento de salarios (apenas superan los niveles de indigencia). Los obreros frigoríficos de Salto, Arrecifes o Junín son suspendidos, desconociendo la garantía horaria, cuando hay problemas con la faena. La patronal terminó pactando con la complicidad del sindicato un 20% de aumento, ignorando el reclamo general de un 30%. Frente a esta situación, llamamos a hacer oír nuestra voz, hacer emerger una tercera posición, que represente al pueblo, a los trabajadores de la ciudad y el campo. Ponemos a consideración el siguiente programa, que inscribimos en la lucha por una salida obrera a la crisis actual:
Anulación de Estatuto del Peón Rural videliano. Por convenciones colectivas de trabajo, con paritarios elegidos en asamblea que establezcan el básico acordecon la canasta familiar, ajustable según el costo de vida; que se dé carácter insalubre a las tareas en contacto con agroquímicos.
Por una bolsa de trabajo controlada por los trabajadores. Prohibición del trabajo en negro. Jornada de 8 horas.
Comisiones de Control integradas por trabajadores y asambleas de vecinos en torno al uso del agua y de los agroquímicos.
Construcción inmediata del sistema de potabilización y suministro del agua para toda la población, sobre la base de un impuesto extraordinario a las patronales agrícolas e industriales.
Impuesto progresivo a las grandes fortunas y empresas: pulpos exportadores, supermercados y la agroindustria.
Aumento del impuesto inmobiliario rural acorde con la cotización de las tierras en el mercado.
Plan de viviendas estatal y urbanización para solucionar el déficit habitacional.
Nacionalización de los pulpos, las grandes explotaciones agrarias y el comercio exterior.
Asamblea popular con representantes electos para discutir un plan de reorganización de cada una de las localidades, que privilegie las necesidades populares y la defensa del medio ambiente.
Un plan de estas características permitirá avanzar en un uso racional y armónico de la tierra y aprovechar sus recursos para encarar una industrialización del distrito.
Pablo Heller
Anulación de Estatuto del Peón Rural videliano. Por convenciones colectivas de trabajo, con paritarios elegidos en asamblea que establezcan el básico acordecon la canasta familiar, ajustable según el costo de vida; que se dé carácter insalubre a las tareas en contacto con agroquímicos.
Por una bolsa de trabajo controlada por los trabajadores. Prohibición del trabajo en negro. Jornada de 8 horas.
Comisiones de Control integradas por trabajadores y asambleas de vecinos en torno al uso del agua y de los agroquímicos.
Construcción inmediata del sistema de potabilización y suministro del agua para toda la población, sobre la base de un impuesto extraordinario a las patronales agrícolas e industriales.
Impuesto progresivo a las grandes fortunas y empresas: pulpos exportadores, supermercados y la agroindustria.
Aumento del impuesto inmobiliario rural acorde con la cotización de las tierras en el mercado.
Plan de viviendas estatal y urbanización para solucionar el déficit habitacional.
Nacionalización de los pulpos, las grandes explotaciones agrarias y el comercio exterior.
Asamblea popular con representantes electos para discutir un plan de reorganización de cada una de las localidades, que privilegie las necesidades populares y la defensa del medio ambiente.
Un plan de estas características permitirá avanzar en un uso racional y armónico de la tierra y aprovechar sus recursos para encarar una industrialización del distrito.
Pablo Heller
Un programa frente a la pobreza
La carestía y el achicamiento del gasto "social" están creando una situación explosiva en las barriadas obreras del GBA.
En cualquier distrito, el 90% de las escuelas primarias tienen comedores, con auxiliares responsables de hacer la comida o distribuirla (organizados en ATE o Soeme) sobre la base de las entregas que realizan las empresas concesionarias contratadas por los consejos escolares con los fondos provistos por la provincia. El presupuesto existente es una radiografía del abandono social: 1,70 pesos por comida (poco más de medio dólar) y 0,60 por la copa de leche, a la que se llama merienda reforzada. Una dieta equilibrada multiplicaría esos valores varias veces. Pero no es el único dato del desamparo: el gobierno de la provincia de Buenos Aires eliminó a partir de 2008 el plato de comida para la ESB (Escuela Secundaria Básica, que es, por otra parte, donde se registran los mayores niveles de deserción) y el Polimodal.
¿Algo más? Sí. La ausencia (deliberada) de jardines maternales para cinco o menos años. Barriadas enteras carecen de ellos.
Impulsemos:
● Comedores escolares y municipales con el personal necesario para su atención. Reapertura de los comedores en la ESB y el Polimodal.
● Menú con dietas por edad suministradas por la Facultad de Medicina.
● Control de los comedores escolares y municipales por comisiones electas y revocables de docentes, padres y vecinos, electos en cada establecimiento o barrio.
● Censo nutricional y de contaminación industrial de la población infantil y adolescente con centro en los colegios. Restablecimiento y ampliación de la vacunación en las escuelas.
● Censo para confeccionar un padrón de todas las familias afectadas por desocupación y situación de pobreza y entrega inmediata de un subsidio equivalente al salario de pobreza (982 pesos), no la tarjeta por los ignominiosos 110 pesos.
● Jardines maternales gratuitos desde los 45 días, con atención hasta las 20 horas, a razón de uno cada cuatro manzanas. Entretanto, subsidios para acceder a los privados.
● Trabajo efectivo a todos los desocupados para las obras elementales de urbanización.
● Salario igual a la canasta familiar, reapertura de las paritarias (como lo acaban de reclamar los estatales de la provincia).
● Garrafas gratuitas para toda familia por debajo de los niveles de pobreza.
● Asambleas populares para aprobar un plan de lucha en defensa propia, de nuestros pibes y las familias trabajadoras.
Christian Rath
En cualquier distrito, el 90% de las escuelas primarias tienen comedores, con auxiliares responsables de hacer la comida o distribuirla (organizados en ATE o Soeme) sobre la base de las entregas que realizan las empresas concesionarias contratadas por los consejos escolares con los fondos provistos por la provincia. El presupuesto existente es una radiografía del abandono social: 1,70 pesos por comida (poco más de medio dólar) y 0,60 por la copa de leche, a la que se llama merienda reforzada. Una dieta equilibrada multiplicaría esos valores varias veces. Pero no es el único dato del desamparo: el gobierno de la provincia de Buenos Aires eliminó a partir de 2008 el plato de comida para la ESB (Escuela Secundaria Básica, que es, por otra parte, donde se registran los mayores niveles de deserción) y el Polimodal.
¿Algo más? Sí. La ausencia (deliberada) de jardines maternales para cinco o menos años. Barriadas enteras carecen de ellos.
Impulsemos:
● Comedores escolares y municipales con el personal necesario para su atención. Reapertura de los comedores en la ESB y el Polimodal.
● Menú con dietas por edad suministradas por la Facultad de Medicina.
● Control de los comedores escolares y municipales por comisiones electas y revocables de docentes, padres y vecinos, electos en cada establecimiento o barrio.
● Censo nutricional y de contaminación industrial de la población infantil y adolescente con centro en los colegios. Restablecimiento y ampliación de la vacunación en las escuelas.
● Censo para confeccionar un padrón de todas las familias afectadas por desocupación y situación de pobreza y entrega inmediata de un subsidio equivalente al salario de pobreza (982 pesos), no la tarjeta por los ignominiosos 110 pesos.
● Jardines maternales gratuitos desde los 45 días, con atención hasta las 20 horas, a razón de uno cada cuatro manzanas. Entretanto, subsidios para acceder a los privados.
● Trabajo efectivo a todos los desocupados para las obras elementales de urbanización.
● Salario igual a la canasta familiar, reapertura de las paritarias (como lo acaban de reclamar los estatales de la provincia).
● Garrafas gratuitas para toda familia por debajo de los niveles de pobreza.
● Asambleas populares para aprobar un plan de lucha en defensa propia, de nuestros pibes y las familias trabajadoras.
Christian Rath
Pobreza: Peor que en 2001
El debate sobre el aumento de la pobreza y la indigencia está ocultando, al menos, tres cuestiones clave.
En el mejor de los casos, el gobierno "nacional y popular" jamás pudo hacer retroceder la pobreza y la indigencia a los mejores niveles de las décadas precedentes. La pobreza y la indigencia están prácticamente al nivel de 1998 (24%) y bien por detrás de las de 1974 (4,7%). Esto sobre la base del Indek (978 pesos para la canasta básica).
Pero si se adoptan los 1.435 pesos de costo de la canasta básica calculados por Equis u otras consultoras, la pobreza real está en el orden del 30%: "El ingreso de las familias pobres debería aumentar en promedio un 133% para que puedan salir de esa condición". La población pobre en la Argentina era el 4,7% del total en 1974; del 16,1% a mediados de la década del '90 y del 24 en 1998.
Quiénes son los nuevos pobres
Según un estudio, el 38,8% de los ocupados tienen hoy un salario por debajo del mínimo (980 pesos). Si se toman los 1.435 pesos de la canasta básica y se los cruza con los números oficiales del mapa salarial "el 80% de los trabajadores trabaja en sectores cuyo salario promedio está por debajo de la línea de pobreza" (Clarín, 22/5).
Es decir, no sólo los desocupados, jubilados o poseedores de un plan social son pobres. También los ocupados. El 40% de trabajo en negro es lo que la burguesía reclama para conservar su "competitividad" en los mercados internacionales.
Lo que viene
Lo más fuerte, sin embargo, está por venir.
El acuerdo del gobierno con la patronal agraria va a significar aumentos de precios.El gobierno prepara, a la vez, un aumento de las tarifas de gas y luz; por eso vuelve a hablarse de la tarifa "social".
De conjunto esto significa más carestía, reducción de los gastos sociales, destrucción de la salud y educación públicas. El gobierno bonaerense acaba de reconocer que en la provincia hay un millón de niños que viven en situación de pobreza, la mitad de los cuales no estudian ni trabajan (El Día, 22/5).
El gobierno, sin embargo, no tendría entre sus planes aumentar el salario mínimo. "De los números oficiales surgiría que en la próxima reunión del Consejo del Salario - que se estima tendrá lugar en junio- casi no habría que ajustar el salario mínimo. Hoy su valor es de 980 pesos... la línea de pobreza familiar, para el Indec, a abril, fue de 987 pesos" (Clarín, 11/5). ¡Qué tal!
Christian Rath
En el mejor de los casos, el gobierno "nacional y popular" jamás pudo hacer retroceder la pobreza y la indigencia a los mejores niveles de las décadas precedentes. La pobreza y la indigencia están prácticamente al nivel de 1998 (24%) y bien por detrás de las de 1974 (4,7%). Esto sobre la base del Indek (978 pesos para la canasta básica).
Pero si se adoptan los 1.435 pesos de costo de la canasta básica calculados por Equis u otras consultoras, la pobreza real está en el orden del 30%: "El ingreso de las familias pobres debería aumentar en promedio un 133% para que puedan salir de esa condición". La población pobre en la Argentina era el 4,7% del total en 1974; del 16,1% a mediados de la década del '90 y del 24 en 1998.
Quiénes son los nuevos pobres
Según un estudio, el 38,8% de los ocupados tienen hoy un salario por debajo del mínimo (980 pesos). Si se toman los 1.435 pesos de la canasta básica y se los cruza con los números oficiales del mapa salarial "el 80% de los trabajadores trabaja en sectores cuyo salario promedio está por debajo de la línea de pobreza" (Clarín, 22/5).
Es decir, no sólo los desocupados, jubilados o poseedores de un plan social son pobres. También los ocupados. El 40% de trabajo en negro es lo que la burguesía reclama para conservar su "competitividad" en los mercados internacionales.
Lo que viene
Lo más fuerte, sin embargo, está por venir.
El acuerdo del gobierno con la patronal agraria va a significar aumentos de precios.El gobierno prepara, a la vez, un aumento de las tarifas de gas y luz; por eso vuelve a hablarse de la tarifa "social".
De conjunto esto significa más carestía, reducción de los gastos sociales, destrucción de la salud y educación públicas. El gobierno bonaerense acaba de reconocer que en la provincia hay un millón de niños que viven en situación de pobreza, la mitad de los cuales no estudian ni trabajan (El Día, 22/5).
El gobierno, sin embargo, no tendría entre sus planes aumentar el salario mínimo. "De los números oficiales surgiría que en la próxima reunión del Consejo del Salario - que se estima tendrá lugar en junio- casi no habría que ajustar el salario mínimo. Hoy su valor es de 980 pesos... la línea de pobreza familiar, para el Indec, a abril, fue de 987 pesos" (Clarín, 11/5). ¡Qué tal!
Christian Rath
“Queremos una Argentina exportadora”. El programa del chacarero De Angeli
El Instituto de Tecnología Industrial acaba de sacar una gacetilla sobre la crisis agropecuaria harto interesante. Dice que "el capitalismo, sobre todo el capitalismo globalizado, está lleno de ejemplos de cadenas de valor con eslabones fuertemente dominantes, que se apropian groseramente de la mayoría de la renta generada. La maquila mejicana, los sistemas textiles de toda Asia, buena parte de Europa del este funcionan así... El actual modo de producción agropecuario en la Argentina no difiere cualitativamente de la maquila mejicana... Los monopolios (de insumos, de comercialización interna e internacional) y el gran capital financiero sumado como inversor, dan una tajada al dueño de la tierra y el resto (los pequeños propietarios o arrendatarios o contratistas) se adapta...; lo cual implica trasladar el problema a los aún más débiles: los trabajadores rurales, que penan sin salarios dignos y sin cobertura social en su gran mayoría".
O sea que el campo argentino es una ensambladora o armaduría, una suerte de vientre alquilado. No es cierto que verifique un proceso industrializador, porque no tiene el monopolio de los insumos ni la propiedad intelectual de la maquinaria. La gran industria no explota directamente el campo, sino que terceriza esa explotación con propietarios o arrendatarios. Pues bien, esos tercerizados, nucleados en las cuatro entidades y en autoconvocados, no reclaman la independencia del proceso productivo de los monopolios sino que defienden su parte de los beneficios a costa de los consumidores. Dice el Inti que "llamativamente, en ningún caso la característica operativa predominante es el conflicto al interior de la cadena...". El eslabón intermedio de la cadena, el chacarero capitalista, se solidariza con las dos puntas del ciclo, contra los consumidores nacionales e internacionales. El gobierno "nacional y popular", al cual reporta el Inti, es otro de los eslabones de esa misma cadena, pero se conforma con acaparar una parte de sus beneficios en forma de impuestos. La gacetilla de Inti le recomienda que compre y venda insumos, que compre y venda granos y hasta que produzca las semillas; o sea, que intervenga en todo el ciclo productivo. Pero se cuida de usar la palabra estatización o expropiación, lo cual supone que le recomienda competir con los pulpos. Se trata de una recomendación absurda, porque es más cara y más incierta que dedicarse a recolectar retenciones. La nacionalización del proceso agropecuario es la única vía, en las condiciones actuales del capital mundial, para transformar al campo en una industria.
Para un columnista agropecuario de La Nación (24/5), por otro lado, la renta agraria es un mito; los mayores beneficios del campo obedecen al valor agregado por una enorme inversión en tecnología. Privar a los capitalistas agrarios de esos beneficios es matar la innovación técnica, dice, y de ningún modo castigar el parasitismo del propietario de la tierra. Al igual que la gacetilla del Inti, La Nación opina "que en las últimas décadas la producción agropecuaria se ha hecho crecientemente fuera de la tierra". Es decir que el suelo sería el receptáculo de procesos industriales; la renta de la tierra dejaría de existir, todo el excedente económico sería un beneficio obtenido por el capitalista. En una mesa redonda reciente, un representante de la Federación Agraria defendió a muerte a los pool de siembra, precisamente porque son los introductores de las nuevas tecnologías.
El precio de la tierra, que no es otra cosa que la capitalización de la renta que deja, ha aumentado, sin embargo, en un 1.000% en menos de una década; según la zona, va de 4.000 a 15 mil dólares la hectárea en las áreas sojeras de Estados Unidos, Brasil y Argentina. Los capitalistas que arriendan tierra para producir deben oblar una renta al propietario proporcional a ese precio de venta. No hemos llegado todavía a la eutanasia del rentista; para que ello ocurra el beneficio del capital aplicado al campo debería caer por debajo del beneficio del capital medio de la industria. Esto supone una sobreproducción agraria e incluso una sobreoferta de tierras próximas a las ciudades para fines inmobiliarios. No es esta la situación actual: la renta del suelo y los rentistas siguen vivos y coleando.
Es cierto, por supuesto, que la propiedad del suelo se encuentra relegada frente al capital financiero aplicado al campo, desde los fertilizantes y semillas hasta la comercialización y el ‘trading', pasando por la siembra, cuidado y cosecha. Como informa The Wall Street Journal (28/3): "Los ganadores del alza en el precio de los alimentos son los fabricantes de fertilizantes... Los agricultores dicen que demasiado poder se concentra en las manos de un pequeño grupo de compañías de EEUU, Canadá y Rusia, que dominan la producción de potasio y fosfato... los ingredientes principales del fertilizante". En Argentina la industria está controlada por Repsol y la candiense Agrium, mientras que la producción de herbicidas y las semillas modificadas es controlada por Monsanto. Esto quiere decir que una baja de las retenciones a las exportaciones no redundaría en mayores beneficios para los chacareros sino, en este caso, para la industria química y petroquímica extranjera, y para los fondos de inversión que controlan sus capitales.
La aplicación de nuevas tecnologías por parte del capital financiero, sin embargo, explica solamente una parte de los beneficios extraordinarios de la producción de alimentos, porque ese beneficio extraordinario no sale de una mayor productividad sino principalmente del crecimiento de los precios. Es el crecimiento de los precios de los alimentos - en el orden del ciento por ciento en un año- , y no la mayor productividad, lo que explica el 90 por ciento de crecimiento de los beneficios. Pero esta suba de los precios no es el resultado de un aumento equivalente de la demanda, que nunca hubiera podido subir en esa proporción en el lapso de una cosecha, en ausencia de desastres climáticos. La mayor parte del superbeneficio agrícola tiene su causa en la especulación financiera, como resultado del exceso de capitales financieros que no encuentran otras aplicaciones rentables. Precisamente por eso el beneficio extraordinario no ha ido a parar a los bolsillos de los chacareros o farmers, sino a los fondos de inversiones. Los altos beneficios del capital especulativo operan como un promedio para el conjunto del gran capital, lo que explica los grandes beneficios de la gran industria aplicada al campo y el encarecimiento de los insumos agrarios.
Lo que resulta de aquí es que el modelo capitalista exportador que ofreció De Angeli en Rosario, no solamente desnuda el carácter social o de clase del movimiento agrario de las ‘cuatro entidades'. No aporta a la industrialización ni a la autonomía nacionales: es un ‘modelo' de sometimiento al capital financiero. Es el ‘modelo' que ha convertido a la mayor parte de las agriculturas nacionales en agriculturas de exportación, con la consiguiente expulsión de los campesinos multi-cultivos y el consiguiente crecimiento de la vulnerabilidad de los consumidores de todas las naciones y de la monopolización financiera del mercado agrícola internacional.
Jorge Altamira
O sea que el campo argentino es una ensambladora o armaduría, una suerte de vientre alquilado. No es cierto que verifique un proceso industrializador, porque no tiene el monopolio de los insumos ni la propiedad intelectual de la maquinaria. La gran industria no explota directamente el campo, sino que terceriza esa explotación con propietarios o arrendatarios. Pues bien, esos tercerizados, nucleados en las cuatro entidades y en autoconvocados, no reclaman la independencia del proceso productivo de los monopolios sino que defienden su parte de los beneficios a costa de los consumidores. Dice el Inti que "llamativamente, en ningún caso la característica operativa predominante es el conflicto al interior de la cadena...". El eslabón intermedio de la cadena, el chacarero capitalista, se solidariza con las dos puntas del ciclo, contra los consumidores nacionales e internacionales. El gobierno "nacional y popular", al cual reporta el Inti, es otro de los eslabones de esa misma cadena, pero se conforma con acaparar una parte de sus beneficios en forma de impuestos. La gacetilla de Inti le recomienda que compre y venda insumos, que compre y venda granos y hasta que produzca las semillas; o sea, que intervenga en todo el ciclo productivo. Pero se cuida de usar la palabra estatización o expropiación, lo cual supone que le recomienda competir con los pulpos. Se trata de una recomendación absurda, porque es más cara y más incierta que dedicarse a recolectar retenciones. La nacionalización del proceso agropecuario es la única vía, en las condiciones actuales del capital mundial, para transformar al campo en una industria.
Para un columnista agropecuario de La Nación (24/5), por otro lado, la renta agraria es un mito; los mayores beneficios del campo obedecen al valor agregado por una enorme inversión en tecnología. Privar a los capitalistas agrarios de esos beneficios es matar la innovación técnica, dice, y de ningún modo castigar el parasitismo del propietario de la tierra. Al igual que la gacetilla del Inti, La Nación opina "que en las últimas décadas la producción agropecuaria se ha hecho crecientemente fuera de la tierra". Es decir que el suelo sería el receptáculo de procesos industriales; la renta de la tierra dejaría de existir, todo el excedente económico sería un beneficio obtenido por el capitalista. En una mesa redonda reciente, un representante de la Federación Agraria defendió a muerte a los pool de siembra, precisamente porque son los introductores de las nuevas tecnologías.
El precio de la tierra, que no es otra cosa que la capitalización de la renta que deja, ha aumentado, sin embargo, en un 1.000% en menos de una década; según la zona, va de 4.000 a 15 mil dólares la hectárea en las áreas sojeras de Estados Unidos, Brasil y Argentina. Los capitalistas que arriendan tierra para producir deben oblar una renta al propietario proporcional a ese precio de venta. No hemos llegado todavía a la eutanasia del rentista; para que ello ocurra el beneficio del capital aplicado al campo debería caer por debajo del beneficio del capital medio de la industria. Esto supone una sobreproducción agraria e incluso una sobreoferta de tierras próximas a las ciudades para fines inmobiliarios. No es esta la situación actual: la renta del suelo y los rentistas siguen vivos y coleando.
Es cierto, por supuesto, que la propiedad del suelo se encuentra relegada frente al capital financiero aplicado al campo, desde los fertilizantes y semillas hasta la comercialización y el ‘trading', pasando por la siembra, cuidado y cosecha. Como informa The Wall Street Journal (28/3): "Los ganadores del alza en el precio de los alimentos son los fabricantes de fertilizantes... Los agricultores dicen que demasiado poder se concentra en las manos de un pequeño grupo de compañías de EEUU, Canadá y Rusia, que dominan la producción de potasio y fosfato... los ingredientes principales del fertilizante". En Argentina la industria está controlada por Repsol y la candiense Agrium, mientras que la producción de herbicidas y las semillas modificadas es controlada por Monsanto. Esto quiere decir que una baja de las retenciones a las exportaciones no redundaría en mayores beneficios para los chacareros sino, en este caso, para la industria química y petroquímica extranjera, y para los fondos de inversión que controlan sus capitales.
La aplicación de nuevas tecnologías por parte del capital financiero, sin embargo, explica solamente una parte de los beneficios extraordinarios de la producción de alimentos, porque ese beneficio extraordinario no sale de una mayor productividad sino principalmente del crecimiento de los precios. Es el crecimiento de los precios de los alimentos - en el orden del ciento por ciento en un año- , y no la mayor productividad, lo que explica el 90 por ciento de crecimiento de los beneficios. Pero esta suba de los precios no es el resultado de un aumento equivalente de la demanda, que nunca hubiera podido subir en esa proporción en el lapso de una cosecha, en ausencia de desastres climáticos. La mayor parte del superbeneficio agrícola tiene su causa en la especulación financiera, como resultado del exceso de capitales financieros que no encuentran otras aplicaciones rentables. Precisamente por eso el beneficio extraordinario no ha ido a parar a los bolsillos de los chacareros o farmers, sino a los fondos de inversiones. Los altos beneficios del capital especulativo operan como un promedio para el conjunto del gran capital, lo que explica los grandes beneficios de la gran industria aplicada al campo y el encarecimiento de los insumos agrarios.
Lo que resulta de aquí es que el modelo capitalista exportador que ofreció De Angeli en Rosario, no solamente desnuda el carácter social o de clase del movimiento agrario de las ‘cuatro entidades'. No aporta a la industrialización ni a la autonomía nacionales: es un ‘modelo' de sometimiento al capital financiero. Es el ‘modelo' que ha convertido a la mayor parte de las agriculturas nacionales en agriculturas de exportación, con la consiguiente expulsión de los campesinos multi-cultivos y el consiguiente crecimiento de la vulnerabilidad de los consumidores de todas las naciones y de la monopolización financiera del mercado agrícola internacional.
Jorge Altamira
Rosario: Un acto patronal
"Los pueblos están sufriendo/ porque sufre su patrón".
Las décimas del "pampa" Cruz, el payador que precedió a los oradores de Rosario, sintetizó mejor que nadie el contenido de la tribuna levantada junto al monumento a la bandera. De Angeli dijo que "no queremos un país de pobres, queremos un país de exportadores". El chacarero finge desconocer que ese ‘modelo de país' no es otra cosa que el monopolio de un grupo de cerealeras y de ‘tradings', y el dominio de los fondos de inversiones y de coberturas que manejan los mercados financieros a término. No dijo una palabra del monopolio estatal del comercio exterior.
Cuando Buzzi contradijo a De Angeli, recordando a "las exportadoras que ganan fortunas", se cuidó muy bien de proponer cualquier cosa contra ellas. El dirigente de la FAA retomó la postura de regatear a los pulpos una porción del superbeneficio que extraen a los trabajadores y a los consumidores.
Una columna de Uatre, encabezada por el burócrata sindical Venegas, siguió las alternativas del acto. Pero la situación de los peones rurales, que soportan una legislación laboral videliana, no tuvo ninguna mención en el palco de las "entidades".
El presidente de la Rural, Luciano Miguens, criador de caballos de polo, reclamó contra el "olvido de un país federal", con la única finalidad de no pagar retenciones. Pero en el país federal de Miguens, los latifundistas tributan el inmobiliario rural a las provincias por la ochentava parte del precio de mercado de la tierra. El ‘federalismo' del latifundio ha construido el atraso argentino.
Llambías, el presidente de la CRA, dijo que "nosotros no somos la Unión Democrática, pero la pareja gobernante no es Perón y Evita". No es la primera vez, sin embargo, que la derecha latifundista quiere meter la mano en la interna peronista, en especial luego del éxito descomunal que tuvo en los '90 con los Menem y los Kirchner. Llambías acertó al marcar los límites brutales del nacionalismo "k".
En este acto de todos hubo gestos hacia todas las clases, menos hacia el obrero rural; nadie habló de los salarios y del trabajo en negro.
Del principio hasta el fin, el acto de Rosario tuvo un contenido abiertamente patronal.
Marcelo Ramal
Las décimas del "pampa" Cruz, el payador que precedió a los oradores de Rosario, sintetizó mejor que nadie el contenido de la tribuna levantada junto al monumento a la bandera. De Angeli dijo que "no queremos un país de pobres, queremos un país de exportadores". El chacarero finge desconocer que ese ‘modelo de país' no es otra cosa que el monopolio de un grupo de cerealeras y de ‘tradings', y el dominio de los fondos de inversiones y de coberturas que manejan los mercados financieros a término. No dijo una palabra del monopolio estatal del comercio exterior.
Cuando Buzzi contradijo a De Angeli, recordando a "las exportadoras que ganan fortunas", se cuidó muy bien de proponer cualquier cosa contra ellas. El dirigente de la FAA retomó la postura de regatear a los pulpos una porción del superbeneficio que extraen a los trabajadores y a los consumidores.
Una columna de Uatre, encabezada por el burócrata sindical Venegas, siguió las alternativas del acto. Pero la situación de los peones rurales, que soportan una legislación laboral videliana, no tuvo ninguna mención en el palco de las "entidades".
El presidente de la Rural, Luciano Miguens, criador de caballos de polo, reclamó contra el "olvido de un país federal", con la única finalidad de no pagar retenciones. Pero en el país federal de Miguens, los latifundistas tributan el inmobiliario rural a las provincias por la ochentava parte del precio de mercado de la tierra. El ‘federalismo' del latifundio ha construido el atraso argentino.
Llambías, el presidente de la CRA, dijo que "nosotros no somos la Unión Democrática, pero la pareja gobernante no es Perón y Evita". No es la primera vez, sin embargo, que la derecha latifundista quiere meter la mano en la interna peronista, en especial luego del éxito descomunal que tuvo en los '90 con los Menem y los Kirchner. Llambías acertó al marcar los límites brutales del nacionalismo "k".
En este acto de todos hubo gestos hacia todas las clases, menos hacia el obrero rural; nadie habló de los salarios y del trabajo en negro.
Del principio hasta el fin, el acto de Rosario tuvo un contenido abiertamente patronal.
Marcelo Ramal
Ni con el gobierno ni con las entidades patronales “del campo”
El titulo de la nota es también el que encabeza una declaración de intelectuales y que reúne doscientas adhesiones. "La disputa entre el gobierno nacional y las entidades patronales ‘del campo' -señala de entrada el pronunciamiento- es una pelea entre dos sectores capitalistas que defienden intereses completamente ajenos a los trabajadores". Los firmantes impugnan la pretensión de presentar a las retenciones como una política de redistribución de los ingresos, asi como la naturaleza igualmente gran-capitalista del reclamo de los "ruralistas", que sólo puede derivar en mayor carestía y empobrecimiento para el pueblo trabajador. La declaración concluye señalando la necesidad de plantear en esta situación una "salida independiente de los trabajadores" y para eso revivindica la nacionalización de la gran propiedad agraria, de las grandes exportadoras y de los puertos privatizados, la nacionalización bajo control de los trabajadores de la banca y del comercio exterior. En la misma línea se reclama la derogación de la ley videlista que permite la superexplotación del peón rural y la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores, comenzando por el aumento de emergencia de los salarios y su ajuste automático con la inflación.
En un terreno dominado las últimas semanas por una adhesión abierta de figuras e intelectuales "progresistas" al gobierno kirchnerista, el pronunciamiento aún meramente declarativo, establece una clara delimitación política, con la adhesión de diversas personalidades de la izquierda. Entre quienes firman se encuentra el escritor Andrés Rivera, el historiador Alberto Plá, el periodista Herman Schiller, los profesores Jorge Panesi - director de la carrera de Letras en la UBA- Carlos Mangone, Néstor Kohan, Pablo Pozzi y Alberto Bonnet, entre otros. Son numerosas también las firmas de militantes destacados en el ámbito universitario o de la cultura, y de diversas agrupaciones universitarias o culturales (Dialektika, Amauta) y también de dirigentes de organizaciones sindicales (Conaduh, Sociedad de Escritores Argentinos) y políticas, como es el caso del Partido Obrero y el PTS.
En un terreno dominado las últimas semanas por una adhesión abierta de figuras e intelectuales "progresistas" al gobierno kirchnerista, el pronunciamiento aún meramente declarativo, establece una clara delimitación política, con la adhesión de diversas personalidades de la izquierda. Entre quienes firman se encuentra el escritor Andrés Rivera, el historiador Alberto Plá, el periodista Herman Schiller, los profesores Jorge Panesi - director de la carrera de Letras en la UBA- Carlos Mangone, Néstor Kohan, Pablo Pozzi y Alberto Bonnet, entre otros. Son numerosas también las firmas de militantes destacados en el ámbito universitario o de la cultura, y de diversas agrupaciones universitarias o culturales (Dialektika, Amauta) y también de dirigentes de organizaciones sindicales (Conaduh, Sociedad de Escritores Argentinos) y políticas, como es el caso del Partido Obrero y el PTS.
El peronismo no es como los gatos. A Cristina le salió un gobierno paralelo
Cuanto más se subraya la concurrencia masiva al acto agrario de Rosario, más se destacan no ya sus limitaciones sino su estrechez y, por sobre todo, su carácter conservador.
300.000 personas amuchadas no movieron un milímetro el amperímetro social y político del acto, que en ningún momento se apartó del reclamo de anulación de las retenciones móviles. En el diario Crítica (25/5), un dirigente de la Federación Agraria había denunciado una evasión "entre 700 y 800 millones de dólares por los puertos granarios libres del cordón de Rosario", pero frente al monumento a la Bandera nadie se acordó de reclamar su renacionalización. Los puertos privados son la piedra central de la hidrovía que baja del Paraguay al Plata, financiada enteramente con dinero de los contribuyentes, con la yapa de un incremento de la deuda pública. El mismo dirigente dijo que "la FAA siempre marcó claramente su oposición al modelo de agricultura sin agricultores que representan Urquía y Grobocopatel", pero nadie se acordó de eso en Rosario para reclamar la nacionalización de la tierra o la aplicación de impuestos progresivos y confiscatorios a los fondos de inversión agropecuarios. Al revés, De Angeli reivindicó una "Argentina exportadora" - el santo y seña de Dreyfus, Cargill, Monsanto, Repsol, Pérez Companc, Soros y Grobocopatel. El chacarero entrerriano reivindicó a toda la cadena - la ‘patria agropecuaria'-, con exclusión de los trabajadores del campo. Una "Argentina exportadora" supone la salida por el Paraná de la cosecha de soja de Paraguay; o sea, la política de expulsión campesina de sus tierras más allá de las fronteras. Desde la multitud tampoco nació ningún reclamó fundamental, lo que significa que asistió a la concentración perfectamente adaptada a sus limitaciones. El ‘apoyo a los chacareros contra los terratenientes', con el cual una parte de la izquierda se encolumnó detrás del capital agrario, es una construcción puramente fantasiosa de gente que ya ni se acuerda de cuándo perdió el rumbo. En lugar de defender el planteo contra las retenciones, la izquierda debería denunciarlo como un factor de distracción de los problemas agrarios, que son el acaparamiento de los superbeneficios por parte de los grandes pulpos y la superexplotación del obrero del campo. Pero los oradores de Rosario no tuvieron siquiera necesidad de recurrir a la demagogia: la anulación de las retenciones es su único programa. Alguien aludió al ‘federalismo' por simple tributo a los lugares comunes que caracterizan al medio pelo argentino, pero por sobre todo porque el federalismo le permite pagar chauchas y palitos por el impuesto inmobiliario rural y negrear a los trabajadores del campo.
Cristina capitana
Pero el bochorno del día se lo llevó el acto de la Presidenta, que en Salta no provocó ni siquiera el entusiasmo del gobernador anfitrión. Allí aprendió que al aparato pejotista de Salta lo maneja Romero, no Urtubey. El mitin oficial dejó al desnudo el fracaso de la refundación kirchnerista del pejotismo y la crisis del gobierno. Lo que abroqueló después al oficialismo frente a los ruralistas no fueron los discursos del ‘campo' en Rosario, sino la necesidad de disimular el vaciamiento del PJ y la incapacidad de convocatoria del gobierno. Quedó de manifiesto que Cristina Kirchner no puede pilotear un acuerdo con las entidades patronales del agro y que es el mascarón de proa de un gobierno en las sombras. En su momento advertimos sobre la aventura de "cambiar de caballo en medio del río"; ahora tenemos abiertamente ‘un doble comando'. La reunión de la directiva del PJ que denunció a las entidades agrarias el martes, funcionó como el verdadero gabinete oficial.
La conspiración que acecha al kirchnerismo opera desde del justicialismo. Con sospechosa uniformidad los voceros del ‘campo' empezaron a recordar que muchos chacareros son peronistas y que hasta ellos mismos votaron al ‘frente por la victoria'. Los adversarios del matrimonio denuncian la irregularidad del ‘doble comando' y exigen que el ex presidente vaya al frente y se convierta en jefe de Gabinete. Busti, Solá, Reutemann, Schiaretti, De la Sota, Duhalde, Romero y Barrionuevo son una buena ‘masa crítica' para poner en marcha el operativo que arruine electoralmente al kirchnerismo el año que viene y lo deje como ‘pato cojo' para el Bicentenario. Néstor Kirchner revivió un monstruo que lo consumirá con método y armoniosamente.
La crisis ha dejado planteada una fractura gubernamental. Como Presidente, Néstor K. evitó las reuniones de gabinete, pero el martes presentó una suerte de dirección colectiva del PJ. La lectura de la respuesta al "campo" por parte de Capitanich significó la presentación de un gobierno paralelo. Este régimen sustituto pretende hacer ahora una modificación unilateral de las retenciones, para salir del callejón del ‘diálogo' esquivo. Aunque pueda producir algunas divisiones en las ‘entidades', no habrá de satisfacer a la patronal rural. Además pondrá fin a la coherencia del planteo oficial y a su pretensión de redistribuir ingresos.
Para sumar, restan
Es claro a esta altura que la campaña de ‘diálogo' que lanzaron hace dos semanas las centrales empresarias, el clero y Clarín ha fracasado. Sin embargo, la burguesía no ha elaborado un programa alternativo capaz de integrar los planteos de la patronal agraria. Los Techint, Brito y compañía siguen sosteniendo al gobierno y su política de peso sub-valuado, pero no olvidan la importancia que tiene para ellos el mercado agrícola. El Banco Central está gastando una fortuna para sostener la cotización de los bonos de la deuda argentina en poder de los bancos y el precio del dólar. Solamente una crisis que derribe el mercado exportador podría hacer cambiar de frente a los principales sectores de la burguesía.
Es probable que asistamos a una reanudación de la campaña anterior, pero no por el ‘diálogo' sino por la ‘tregua', si es que las modificaciones unilaterales que resuelva el gobierno habilitan esa posibilidad. O sea que habrá compromisos inestables y que seguirá, en especial desde el peronismo, la crisis política. Las concesiones a la patronal agraria provocarán mayor encarecimiento de los alimentos, pero la precariedad de la ‘tregua' seguirá profundizando la inestabilidad financiera.
Porque la cuestión central es que la crisis mundial ha creado desequilibrios de una magnitud extraordinaria, en especial respecto de los bancos, el crédito y el encarecimiento fenomenal de los alimentos. La combinación de quiebras e inflación habrá de caracterizar el próximo período. Será la madre de todas las crisis políticas. Esto es lo que debemos tener en cuenta, fundamentalmente, los trabajadores, en especial cuando las burocracias sindicales siguen firmando convenios por varios puntos debajo de la carestía.
Pero lo que importa, por sobre todo, es que la crisis ha devuelto actualidad a la cuestión estratégica, o sea del poder. No hay viabilidad para gobiernos ‘nacionales y populares' o ‘redistribuidores de ingresos', que quieren conciliar los intereses del capital y del trabajo, especialmente dentro de un régimen de capitalismo declinante que atraviesa por estallidos financieros y económicos no vistos en el último medio siglo. La disgregación del gobierno kirchnerista es la expresión de toda esta inviabilidad histórica.
Jorge Altamira
300.000 personas amuchadas no movieron un milímetro el amperímetro social y político del acto, que en ningún momento se apartó del reclamo de anulación de las retenciones móviles. En el diario Crítica (25/5), un dirigente de la Federación Agraria había denunciado una evasión "entre 700 y 800 millones de dólares por los puertos granarios libres del cordón de Rosario", pero frente al monumento a la Bandera nadie se acordó de reclamar su renacionalización. Los puertos privados son la piedra central de la hidrovía que baja del Paraguay al Plata, financiada enteramente con dinero de los contribuyentes, con la yapa de un incremento de la deuda pública. El mismo dirigente dijo que "la FAA siempre marcó claramente su oposición al modelo de agricultura sin agricultores que representan Urquía y Grobocopatel", pero nadie se acordó de eso en Rosario para reclamar la nacionalización de la tierra o la aplicación de impuestos progresivos y confiscatorios a los fondos de inversión agropecuarios. Al revés, De Angeli reivindicó una "Argentina exportadora" - el santo y seña de Dreyfus, Cargill, Monsanto, Repsol, Pérez Companc, Soros y Grobocopatel. El chacarero entrerriano reivindicó a toda la cadena - la ‘patria agropecuaria'-, con exclusión de los trabajadores del campo. Una "Argentina exportadora" supone la salida por el Paraná de la cosecha de soja de Paraguay; o sea, la política de expulsión campesina de sus tierras más allá de las fronteras. Desde la multitud tampoco nació ningún reclamó fundamental, lo que significa que asistió a la concentración perfectamente adaptada a sus limitaciones. El ‘apoyo a los chacareros contra los terratenientes', con el cual una parte de la izquierda se encolumnó detrás del capital agrario, es una construcción puramente fantasiosa de gente que ya ni se acuerda de cuándo perdió el rumbo. En lugar de defender el planteo contra las retenciones, la izquierda debería denunciarlo como un factor de distracción de los problemas agrarios, que son el acaparamiento de los superbeneficios por parte de los grandes pulpos y la superexplotación del obrero del campo. Pero los oradores de Rosario no tuvieron siquiera necesidad de recurrir a la demagogia: la anulación de las retenciones es su único programa. Alguien aludió al ‘federalismo' por simple tributo a los lugares comunes que caracterizan al medio pelo argentino, pero por sobre todo porque el federalismo le permite pagar chauchas y palitos por el impuesto inmobiliario rural y negrear a los trabajadores del campo.
Cristina capitana
Pero el bochorno del día se lo llevó el acto de la Presidenta, que en Salta no provocó ni siquiera el entusiasmo del gobernador anfitrión. Allí aprendió que al aparato pejotista de Salta lo maneja Romero, no Urtubey. El mitin oficial dejó al desnudo el fracaso de la refundación kirchnerista del pejotismo y la crisis del gobierno. Lo que abroqueló después al oficialismo frente a los ruralistas no fueron los discursos del ‘campo' en Rosario, sino la necesidad de disimular el vaciamiento del PJ y la incapacidad de convocatoria del gobierno. Quedó de manifiesto que Cristina Kirchner no puede pilotear un acuerdo con las entidades patronales del agro y que es el mascarón de proa de un gobierno en las sombras. En su momento advertimos sobre la aventura de "cambiar de caballo en medio del río"; ahora tenemos abiertamente ‘un doble comando'. La reunión de la directiva del PJ que denunció a las entidades agrarias el martes, funcionó como el verdadero gabinete oficial.
La conspiración que acecha al kirchnerismo opera desde del justicialismo. Con sospechosa uniformidad los voceros del ‘campo' empezaron a recordar que muchos chacareros son peronistas y que hasta ellos mismos votaron al ‘frente por la victoria'. Los adversarios del matrimonio denuncian la irregularidad del ‘doble comando' y exigen que el ex presidente vaya al frente y se convierta en jefe de Gabinete. Busti, Solá, Reutemann, Schiaretti, De la Sota, Duhalde, Romero y Barrionuevo son una buena ‘masa crítica' para poner en marcha el operativo que arruine electoralmente al kirchnerismo el año que viene y lo deje como ‘pato cojo' para el Bicentenario. Néstor Kirchner revivió un monstruo que lo consumirá con método y armoniosamente.
La crisis ha dejado planteada una fractura gubernamental. Como Presidente, Néstor K. evitó las reuniones de gabinete, pero el martes presentó una suerte de dirección colectiva del PJ. La lectura de la respuesta al "campo" por parte de Capitanich significó la presentación de un gobierno paralelo. Este régimen sustituto pretende hacer ahora una modificación unilateral de las retenciones, para salir del callejón del ‘diálogo' esquivo. Aunque pueda producir algunas divisiones en las ‘entidades', no habrá de satisfacer a la patronal rural. Además pondrá fin a la coherencia del planteo oficial y a su pretensión de redistribuir ingresos.
Para sumar, restan
Es claro a esta altura que la campaña de ‘diálogo' que lanzaron hace dos semanas las centrales empresarias, el clero y Clarín ha fracasado. Sin embargo, la burguesía no ha elaborado un programa alternativo capaz de integrar los planteos de la patronal agraria. Los Techint, Brito y compañía siguen sosteniendo al gobierno y su política de peso sub-valuado, pero no olvidan la importancia que tiene para ellos el mercado agrícola. El Banco Central está gastando una fortuna para sostener la cotización de los bonos de la deuda argentina en poder de los bancos y el precio del dólar. Solamente una crisis que derribe el mercado exportador podría hacer cambiar de frente a los principales sectores de la burguesía.
Es probable que asistamos a una reanudación de la campaña anterior, pero no por el ‘diálogo' sino por la ‘tregua', si es que las modificaciones unilaterales que resuelva el gobierno habilitan esa posibilidad. O sea que habrá compromisos inestables y que seguirá, en especial desde el peronismo, la crisis política. Las concesiones a la patronal agraria provocarán mayor encarecimiento de los alimentos, pero la precariedad de la ‘tregua' seguirá profundizando la inestabilidad financiera.
Porque la cuestión central es que la crisis mundial ha creado desequilibrios de una magnitud extraordinaria, en especial respecto de los bancos, el crédito y el encarecimiento fenomenal de los alimentos. La combinación de quiebras e inflación habrá de caracterizar el próximo período. Será la madre de todas las crisis políticas. Esto es lo que debemos tener en cuenta, fundamentalmente, los trabajadores, en especial cuando las burocracias sindicales siguen firmando convenios por varios puntos debajo de la carestía.
Pero lo que importa, por sobre todo, es que la crisis ha devuelto actualidad a la cuestión estratégica, o sea del poder. No hay viabilidad para gobiernos ‘nacionales y populares' o ‘redistribuidores de ingresos', que quieren conciliar los intereses del capital y del trabajo, especialmente dentro de un régimen de capitalismo declinante que atraviesa por estallidos financieros y económicos no vistos en el último medio siglo. La disgregación del gobierno kirchnerista es la expresión de toda esta inviabilidad histórica.
Jorge Altamira
YA SALIÓ PRENSA OBRERA N°1039
LA PELEA ES OTRA
Cada día es más notorio que la pelea entre el ‘campo' y el gobierno es una pelea entre capitalistas.
Disputan la enorme torta que crea el trabajo de los obreros del campo y de la ciudad, el que agacha el lomo en la finca o en la chacra, y el que se gasta las manos y los ojos en la industria y en los laboratorios.
Les importa un bledo que los salarios sean miserables, que los trabajadores estén en negro y que los niveles de pobreza hayan vuelto a crecer, incluso entre los que tienen trabajo.A los obreros nos aplican una ‘retención móvil' que no deja de funcionar ni siquiera un segundo - la inflación- , pero ni el ‘campo' ni el gobierno discuten abolirla.Ningún jerarca pide para esto una ‘mesa de diálogo'.
Todas las retenciones, móviles o no, las pagamos los trabajadores con menor salario y una mayor carestía, del mismo modo que pagamos con mayores impuestos los subsidios o la eliminación de retenciones.
Si a un patrón del campo se le pregunta por qué sus trabajadores están en negro, en seguida encuentra razones: dice que sólo de este modo puede competir contra los más grandes.Si el mismo reclamo se le hace al gobierno, contesta que sólo con el trabajo en negro de los docentes y estatales llega a obtener un ‘superávit fiscal'.
Para los capitalistas el mundo funciona a mano única.
Desde el pejotismo anacrónico, Kirchner dio a entender el otro día, como si el Presidente siguiera siendo él, que modificaría las retenciones a las exportaciones agropecuarias en forma ‘unilateral'.
Lo que quiso decir es que va a ceder a gran parte del reclamo de la patronal agraria para que una porción mayor de los disparados precios internacionales de los alimentos vayan a sus bolsillos.
Se pone severo porque va a ‘arrugar'.
Mientras tanto, nos enteramos, por boca del mismo ‘campo', que no solamente ellos evaden con el trabajo en negro: también en los puertos privados se roba al fisco por mil millones de pesos al año.
Y que las cerealeras falsifican sus declaraciones juradas para embolsarse cifras similares.Son éstos los que tienen que pagar: las cerealeras y puertos evasores, la patronal que explota a trabajadores en negro.
Sin embargo, ninguno de los líderes populares del agro plantea esta reivindicación, por la sencilla razón de que defienden intereses patronales.
La crisis en curso lleva ya demasiado tiempo para que permitamos que funcione como medio de distracción.
Tenemos que ir por lo nuestro.
Lo firmado en las paritarias ha sido un fraude: la inflación se acerca al 30 por ciento y la burocracia firmó por 20 - esto en el mejor de los casos.
Que se reconvoquen las paritarias con delegados elegidos en asamblea.Aumento general de salarios y jubilaciones; ajuste por inflación.Por un doble aguinaldo en junio.Que paguen los patrones negreros del campo y de la ciudad, criollos y extranjeros.
Cada día es más notorio que la pelea entre el ‘campo' y el gobierno es una pelea entre capitalistas.
Disputan la enorme torta que crea el trabajo de los obreros del campo y de la ciudad, el que agacha el lomo en la finca o en la chacra, y el que se gasta las manos y los ojos en la industria y en los laboratorios.
Les importa un bledo que los salarios sean miserables, que los trabajadores estén en negro y que los niveles de pobreza hayan vuelto a crecer, incluso entre los que tienen trabajo.A los obreros nos aplican una ‘retención móvil' que no deja de funcionar ni siquiera un segundo - la inflación- , pero ni el ‘campo' ni el gobierno discuten abolirla.Ningún jerarca pide para esto una ‘mesa de diálogo'.
Todas las retenciones, móviles o no, las pagamos los trabajadores con menor salario y una mayor carestía, del mismo modo que pagamos con mayores impuestos los subsidios o la eliminación de retenciones.
Si a un patrón del campo se le pregunta por qué sus trabajadores están en negro, en seguida encuentra razones: dice que sólo de este modo puede competir contra los más grandes.Si el mismo reclamo se le hace al gobierno, contesta que sólo con el trabajo en negro de los docentes y estatales llega a obtener un ‘superávit fiscal'.
Para los capitalistas el mundo funciona a mano única.
Desde el pejotismo anacrónico, Kirchner dio a entender el otro día, como si el Presidente siguiera siendo él, que modificaría las retenciones a las exportaciones agropecuarias en forma ‘unilateral'.
Lo que quiso decir es que va a ceder a gran parte del reclamo de la patronal agraria para que una porción mayor de los disparados precios internacionales de los alimentos vayan a sus bolsillos.
Se pone severo porque va a ‘arrugar'.
Mientras tanto, nos enteramos, por boca del mismo ‘campo', que no solamente ellos evaden con el trabajo en negro: también en los puertos privados se roba al fisco por mil millones de pesos al año.
Y que las cerealeras falsifican sus declaraciones juradas para embolsarse cifras similares.Son éstos los que tienen que pagar: las cerealeras y puertos evasores, la patronal que explota a trabajadores en negro.
Sin embargo, ninguno de los líderes populares del agro plantea esta reivindicación, por la sencilla razón de que defienden intereses patronales.
La crisis en curso lleva ya demasiado tiempo para que permitamos que funcione como medio de distracción.
Tenemos que ir por lo nuestro.
Lo firmado en las paritarias ha sido un fraude: la inflación se acerca al 30 por ciento y la burocracia firmó por 20 - esto en el mejor de los casos.
Que se reconvoquen las paritarias con delegados elegidos en asamblea.Aumento general de salarios y jubilaciones; ajuste por inflación.Por un doble aguinaldo en junio.Que paguen los patrones negreros del campo y de la ciudad, criollos y extranjeros.
martes, 27 de mayo de 2008
Declaraciones de Altamira sobre los actos del 25 de mayo
“UN ACTO MASIVO, ACENTUADAMENTE PATRONAL, QUE HA DADO PASO A UNA CRISIS ABIERTAMENTE POLÍTICA”
Para Jorge Altamira, “la presencia de trescientas mil personas que bloquearon la ciudad de Rosario ilumina con mayor relieve el carácter exclusivamente patronal de los discursos y de las demandas de los dirigentes de las entidades agrarias el domingo pasado, que hicieron un sólido bloque para insistir en la derogación de las retenciones móviles, pero ni siquiera insinuaron el reclamo de un salario compatible con la canasta familiar, ni aun menos poner fin al trabajo en negro en el campo”. Altamira también subrayó que “aunque en especial desde la Federación Agraria se habló -fuera de la tribuna- contra las manipulaciones de precios de las cerealeras, la agricultura sin trabajadores de los pools de siembra y la evasión impositiva en los puertos privados, desde la tribuna nadie reclamó la estatización de los puertos, ni tampoco un impuesto progresivo a los fondos de inversión agrícolas y a los exportadores de cereales”.
Altamira impugnó que los dirigentes agrarios pretendan realmente la vigencia del federalismo fiscal, “por cuanto saben –dijo- que sin una fuerte caja fiscal central no se podría pagar la deuda externa”. El federalismo, según Altamira, “es incompatible con una deuda pública confiscatoria”.
“El deslucido acto oficial en Salta es -para Altamira- la expresión de una crisis final para el actual elenco oficial y para su ‘modelo productivo’”. Altamira asegura que “fue saboteado desde adentro del flamante pejotismo e incluso desde su jefe máximo, que hizo mutis por el foro”.
Entrando al análisis político, Altamira señaló que se ha creado “una crisis de poder dentro de la clase dominante, pues la eliminación de las retenciones móviles es incompatible con el esquema político-económico vigente. En el plano social significaría una brusca transferencia de ingreso de los trabajadores al capital agrofinanciero. Cualquier acuerdo tendría el carácter de un compromiso inestable, condicionado a la evolución del mercado internacional de granos y a la crisis mundial”.
En estas circunstancias, concluyó Altamira, “la tarea de la izquierda es trabajar para que la crisis de poder entre dos polos capitalistas se desarrolle hasta transformarse en una crisis de pode entre los trabajadores y el capitalismo. Para eso es necesaria una acción política independiente, que apoye la movilización de la clase obrera y de los campesinos sin medios y la clase media empobrecida”.
Para Jorge Altamira, “la presencia de trescientas mil personas que bloquearon la ciudad de Rosario ilumina con mayor relieve el carácter exclusivamente patronal de los discursos y de las demandas de los dirigentes de las entidades agrarias el domingo pasado, que hicieron un sólido bloque para insistir en la derogación de las retenciones móviles, pero ni siquiera insinuaron el reclamo de un salario compatible con la canasta familiar, ni aun menos poner fin al trabajo en negro en el campo”. Altamira también subrayó que “aunque en especial desde la Federación Agraria se habló -fuera de la tribuna- contra las manipulaciones de precios de las cerealeras, la agricultura sin trabajadores de los pools de siembra y la evasión impositiva en los puertos privados, desde la tribuna nadie reclamó la estatización de los puertos, ni tampoco un impuesto progresivo a los fondos de inversión agrícolas y a los exportadores de cereales”.
Altamira impugnó que los dirigentes agrarios pretendan realmente la vigencia del federalismo fiscal, “por cuanto saben –dijo- que sin una fuerte caja fiscal central no se podría pagar la deuda externa”. El federalismo, según Altamira, “es incompatible con una deuda pública confiscatoria”.
“El deslucido acto oficial en Salta es -para Altamira- la expresión de una crisis final para el actual elenco oficial y para su ‘modelo productivo’”. Altamira asegura que “fue saboteado desde adentro del flamante pejotismo e incluso desde su jefe máximo, que hizo mutis por el foro”.
Entrando al análisis político, Altamira señaló que se ha creado “una crisis de poder dentro de la clase dominante, pues la eliminación de las retenciones móviles es incompatible con el esquema político-económico vigente. En el plano social significaría una brusca transferencia de ingreso de los trabajadores al capital agrofinanciero. Cualquier acuerdo tendría el carácter de un compromiso inestable, condicionado a la evolución del mercado internacional de granos y a la crisis mundial”.
En estas circunstancias, concluyó Altamira, “la tarea de la izquierda es trabajar para que la crisis de poder entre dos polos capitalistas se desarrolle hasta transformarse en una crisis de pode entre los trabajadores y el capitalismo. Para eso es necesaria una acción política independiente, que apoye la movilización de la clase obrera y de los campesinos sin medios y la clase media empobrecida”.
En Rosario y Salta, la patria sojera estará presente por igual
Aunque se presenten opuestos, los actos de Salta y de Rosario están dominados por los mismos intereses: los del capital agrofinanciero.
En Rosario, la Sociedad Rural reclamará el derecho al precio internacional pleno de la soja y los demás cereales, algo que pagarán los consumidores argentinos con una mayor carestía.
Por su parte, Cristina de Kirchner levantará su tribuna en la provincia donde la patria sojera provocó la expulsión masiva de campesinos de sus tierras y la tala masiva de bosques, sin que por eso el pueblo de Salta haya visto mejorar su condición en la más mínimo. Mientras Cristina levante su voz, sus ministros, en voz baja, aseguran que el "mercado de futuros" de los cereales no será afectado, anticipando la capitulación oficial ante los reclamos del capital agrario.
Los intereses sociales que dominan en uno y otro polo son antagónicos al interés de la mayoría trabajadora.
El Partido Obrero, que no concurre a ninguno de los dos actos dominados por la "patria sojera", llama a los trabajadores del campo y la ciudad a unirse en la lucha por un salario equivalente a la canasta familiar, por la nacionalización del comercio exterior y los puertos privados y por una reorganización de la economía nacional bajo la dirección de los trabajadores.
En Rosario, la Sociedad Rural reclamará el derecho al precio internacional pleno de la soja y los demás cereales, algo que pagarán los consumidores argentinos con una mayor carestía.
Por su parte, Cristina de Kirchner levantará su tribuna en la provincia donde la patria sojera provocó la expulsión masiva de campesinos de sus tierras y la tala masiva de bosques, sin que por eso el pueblo de Salta haya visto mejorar su condición en la más mínimo. Mientras Cristina levante su voz, sus ministros, en voz baja, aseguran que el "mercado de futuros" de los cereales no será afectado, anticipando la capitulación oficial ante los reclamos del capital agrario.
Los intereses sociales que dominan en uno y otro polo son antagónicos al interés de la mayoría trabajadora.
El Partido Obrero, que no concurre a ninguno de los dos actos dominados por la "patria sojera", llama a los trabajadores del campo y la ciudad a unirse en la lucha por un salario equivalente a la canasta familiar, por la nacionalización del comercio exterior y los puertos privados y por una reorganización de la economía nacional bajo la dirección de los trabajadores.
Randazzo y Fernández están nerviosos
El ministro Florencio Randazzo se sumó al Jefe de Gabinete e insistió en la mentira de que en Rosario "estarán desde Pitrola hasta Carrió".
"Están nerviosos, no hay error, es puro distraccionismo para ocultar nuestra denuncia política de que el acto salteño de Cristina Kirchner es tan sojero como el de Rosario. Urtubey con Romero primero -gobierno del que fue parte- y ahora como gobernador, ha convalidado el arrasamiento de bosques y montes que extendieron en Salta, como en ninguna provincia la frontera sojera, expulsando campesinos y aborígenes" refutó Pitrola en horas de la tarde.
Continuó: "Esto es tan así que la provincia tiene a la soja como una de las exportaciones líderes de casi mil millones de dólares, cuando el 50% de la población trabajadora está en negro, uno de los índices más altos del país, cuando sus docentes se autoconvocan año a año por un salario digno que no tienen, junto a todos los estatales".
"Todos hemos visto en los canales de noticias de hoy, la brutal represión denunciada por los asentamientos de Orán, así preparan Urtubey-Randazzo, el 'orden' para la llegada de la presidenta el domingo 25."
"Lo más importante no es lo que enfrenta a la Sociedad Rural con Cristina sino lo que tienen en común. En ambos actos, dominan los intereses del capital sojero, de los fondos agrofinancieros y de los 'pool' de siembra. El Partido Obrero denuncia a los actos de Rosario y de Salta como dos manifestaciones de la patria sojera, llamando a la independencia política de los trabajadores", finalizó Pitrola.
"Están nerviosos, no hay error, es puro distraccionismo para ocultar nuestra denuncia política de que el acto salteño de Cristina Kirchner es tan sojero como el de Rosario. Urtubey con Romero primero -gobierno del que fue parte- y ahora como gobernador, ha convalidado el arrasamiento de bosques y montes que extendieron en Salta, como en ninguna provincia la frontera sojera, expulsando campesinos y aborígenes" refutó Pitrola en horas de la tarde.
Continuó: "Esto es tan así que la provincia tiene a la soja como una de las exportaciones líderes de casi mil millones de dólares, cuando el 50% de la población trabajadora está en negro, uno de los índices más altos del país, cuando sus docentes se autoconvocan año a año por un salario digno que no tienen, junto a todos los estatales".
"Todos hemos visto en los canales de noticias de hoy, la brutal represión denunciada por los asentamientos de Orán, así preparan Urtubey-Randazzo, el 'orden' para la llegada de la presidenta el domingo 25."
"Lo más importante no es lo que enfrenta a la Sociedad Rural con Cristina sino lo que tienen en común. En ambos actos, dominan los intereses del capital sojero, de los fondos agrofinancieros y de los 'pool' de siembra. El Partido Obrero denuncia a los actos de Rosario y de Salta como dos manifestaciones de la patria sojera, llamando a la independencia política de los trabajadores", finalizó Pitrola.
Altamira y Pitrola desmienten a Alberto Fernández
El Jefe de Gabinete Alberto Fernández mintió diciendo que desde "Carrió hasta Altamira y desde Macri hasta Pitrola" concurren al acto de Rosario. Alberto Fernández se reitera en involucrar al Partido Obrero en el apoyo al paro rural porque denunciamos con todas las letras que el acto de Salta representa los mismos intereses sojeros que el de Rosario. Así lo demuestra la tala indiscriminada de bosques y montes para extender la frontera sojera salteña, expulsando campesinos y poblaciones originarias, al punto que ya la provincia exporta casi mil millones de dólares del "yuyo", tal como señala el comunicado de prensa que emitimos en el día de ayer.
El golpeado Jefe de Gabinete nos ataca porque hemos dicho negro sobre blanco para qué usan las retenciones: para pagar deuda externa y comprar dólares con el objetivo de sostener artificialmente el precio de esa moneda, alimentando la política inflacionaria en curso contra el bolsillo del pueblo argentino.
El Partido Obrero no concurre a Rosario como tampoco a Salta, dos actos donde se defenderán los intereses de la patria sojera contra los trabajadores.
Para contactarse:
Jorge Altamira: 15 44 23 78 73
Néstor Pitrola: 15 53 24 23 56
El golpeado Jefe de Gabinete nos ataca porque hemos dicho negro sobre blanco para qué usan las retenciones: para pagar deuda externa y comprar dólares con el objetivo de sostener artificialmente el precio de esa moneda, alimentando la política inflacionaria en curso contra el bolsillo del pueblo argentino.
El Partido Obrero no concurre a Rosario como tampoco a Salta, dos actos donde se defenderán los intereses de la patria sojera contra los trabajadores.
Para contactarse:
Jorge Altamira: 15 44 23 78 73
Néstor Pitrola: 15 53 24 23 56
El Partido Obrero no va a Rosario ni a Salta
"La Patria Sojera celebra en Rosario y también en Salta", declaró Jorge Altamira del Partido Obrero.
Con referencia a los actos previstos para el próximo 25 de Mayo, Jorge Altamira opinó que lo más importante no es lo que los separa sino lo que tienen en común. “En ambos actos, señaló el líder del PO, dominan los intereses del capital sojero, de los fondos agrofinancieros y de los 'pool de siembra'.
“En Rosario, graficó Altamira, la Sociedad Rural tendrá el raro privilegio de encabezar un acto masivo. Lo hará para reclamar, junto al resto del capitalismo sojero, el derecho al precio internacional pleno de la soja, que se ha ido por las nubes como consecuencia de una especulación internacional que afecta al conjunto de las materias primas. En tal caso, agregó, los consumidores deberán pagar la factura de la renta agraria más elevada de la historia argentina”.
“¿Y qué decir de Salta, se interroga Altamira, donde se hará presente la Presidenta de la Nación?”
“Cristina de Kirchner, responde, va a allí para festejar con el gobernador Urtubey, el cual con Romero y después de Romero ha convertido a Salta en el paraíso del desmonte y tala de bosques, y en el infierno de la expulsión de indígenas y criollos, para permitir la expansión de la frontera sojera, al punto que ya exporta casi mil millones de dólares del grano, el equivalente al presupuesto de la provincia, sin que por eso el pueblo de Salta haya visto mejorar su condición en la más mínimo”.
La conclusión del dirigente del Partido Obrero es que “los intereses sociales que dominan en uno y otro polo los incapacita para resolver el más mínimo de los problemas que obstaculizan el desarrollo nacional y de los trabajadores. Los sectores populares que aun guardan alguna expectativa en el gobierno y aquellos que la confían en el bloque capitalista rural, las verán defraudadas en un lapso muy corto, como ya ha ocurrido con experiencias históricas similares”.
Con referencia a los actos previstos para el próximo 25 de Mayo, Jorge Altamira opinó que lo más importante no es lo que los separa sino lo que tienen en común. “En ambos actos, señaló el líder del PO, dominan los intereses del capital sojero, de los fondos agrofinancieros y de los 'pool de siembra'.
“En Rosario, graficó Altamira, la Sociedad Rural tendrá el raro privilegio de encabezar un acto masivo. Lo hará para reclamar, junto al resto del capitalismo sojero, el derecho al precio internacional pleno de la soja, que se ha ido por las nubes como consecuencia de una especulación internacional que afecta al conjunto de las materias primas. En tal caso, agregó, los consumidores deberán pagar la factura de la renta agraria más elevada de la historia argentina”.
“¿Y qué decir de Salta, se interroga Altamira, donde se hará presente la Presidenta de la Nación?”
“Cristina de Kirchner, responde, va a allí para festejar con el gobernador Urtubey, el cual con Romero y después de Romero ha convertido a Salta en el paraíso del desmonte y tala de bosques, y en el infierno de la expulsión de indígenas y criollos, para permitir la expansión de la frontera sojera, al punto que ya exporta casi mil millones de dólares del grano, el equivalente al presupuesto de la provincia, sin que por eso el pueblo de Salta haya visto mejorar su condición en la más mínimo”.
La conclusión del dirigente del Partido Obrero es que “los intereses sociales que dominan en uno y otro polo los incapacita para resolver el más mínimo de los problemas que obstaculizan el desarrollo nacional y de los trabajadores. Los sectores populares que aun guardan alguna expectativa en el gobierno y aquellos que la confían en el bloque capitalista rural, las verán defraudadas en un lapso muy corto, como ya ha ocurrido con experiencias históricas similares”.
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