Con el viraje que acaban de anunciar en relación a los holdouts, los Kirchner han resuelto sumarse al plan de rescate del capital financiero internacional diseñado por Paulson y Bush.
Cuando las reservas y los recursos estatales deberían ser defendidos de cara al derrumbe mundial, los Kirchner deciden destinarlos al salvataje de los banqueros.
La propuesta de entregarle 31 mil millones de dólares a los bonistas, que la presidenta recibió con alegría, va a implicar un plan de guerra contra los trabajadores y contra el gasto social.