El gobierno entrerriano y el gobierno nacional preparan un zarpazo contra las asambleas ambientales opuestas a la planta contaminadora de Botnia. Destacados dirigentes del kirchnnerismo, como Massa y Scioli, se han largado contra el corte de ruta de Gualeguaychú y contra la posibilidad de la realización de otros cortes en Colón y Concordia. Hasta el inefable D'Elía ha salido "con los tapones de punta" contra los cortes de ruta.
La ofensiva del gobierno nacional no es sólo una amenaza represiva; es además un golpe político al corazón del reclamo de la Asamblea de Gualeguaychú en los momentos previos a producirse el fallo de corte de La Haya. Es imposible pensar en algo favorable cuando el propio gobierno que formula el reclamo está reprimiendo o amenaza con reprimir a la vanguardia del reclamo ambiental. El ataque no tiene nada de inocente y pone al descubierto la inmensa hipocresía del kirchnerismo, que antes de las elecciones decía que la causa de Gualeguaychú era una "causa nacional".
Parte de esta inmensa hipocresía del gobierno nacional es que según Clarín (13/1), el gobierno habría negociado la represión y el levantamiento de los cortes a cambio de que Uruguay permita a Néstor Kirchner asumir la presidencia de la Unasur.
Estamos en contra de la Unasur (que es un pacto de la industria de armamentos), y por supuesto también de la presidencia de Kirchner en la Unasur. Rechazamos tajantemente este engendro de coalición de claros tintes armamentistas, montado por el capital brasileño y por el acuerdo Lula-Bush.
Nos solidarizamos, como siempre lo hicimos, con los reclamos y las luchas de las asambleas. La ofensiva de los gobiernos provincial y nacional invita a sacar todas las conclusiones de los reclamos ambientales. Estos deben transformarse en una corriente política provincial que levante la defensa del medio ambiente y la de sus trabajadores.
Es la hora de elaborar un programa discutido de cara a todo el pueblo de Entre Ríos y del país para terminar con la contaminación de las pasteras uruguayas... y de las argentinas, contra la brutal contaminación de los transgénicos, para terminar con la depredación de las minas y toda la depredación obrera-ambiental a las que nos ha llevado el saqueo sin límites de los capitalistas.
La ofensiva del gobierno nacional no es sólo una amenaza represiva; es además un golpe político al corazón del reclamo de la Asamblea de Gualeguaychú en los momentos previos a producirse el fallo de corte de La Haya. Es imposible pensar en algo favorable cuando el propio gobierno que formula el reclamo está reprimiendo o amenaza con reprimir a la vanguardia del reclamo ambiental. El ataque no tiene nada de inocente y pone al descubierto la inmensa hipocresía del kirchnerismo, que antes de las elecciones decía que la causa de Gualeguaychú era una "causa nacional".
Parte de esta inmensa hipocresía del gobierno nacional es que según Clarín (13/1), el gobierno habría negociado la represión y el levantamiento de los cortes a cambio de que Uruguay permita a Néstor Kirchner asumir la presidencia de la Unasur.
Estamos en contra de la Unasur (que es un pacto de la industria de armamentos), y por supuesto también de la presidencia de Kirchner en la Unasur. Rechazamos tajantemente este engendro de coalición de claros tintes armamentistas, montado por el capital brasileño y por el acuerdo Lula-Bush.
Nos solidarizamos, como siempre lo hicimos, con los reclamos y las luchas de las asambleas. La ofensiva de los gobiernos provincial y nacional invita a sacar todas las conclusiones de los reclamos ambientales. Estos deben transformarse en una corriente política provincial que levante la defensa del medio ambiente y la de sus trabajadores.
Es la hora de elaborar un programa discutido de cara a todo el pueblo de Entre Ríos y del país para terminar con la contaminación de las pasteras uruguayas... y de las argentinas, contra la brutal contaminación de los transgénicos, para terminar con la depredación de las minas y toda la depredación obrera-ambiental a las que nos ha llevado el saqueo sin límites de los capitalistas.