Luego de dos semanas de un silencio inconmovible, Pino Solanas y Claudio Lozano, de Proyecto Sur, decidieron pronunciarse "contra el crimen y por la paz", en una modesta solicitada en el diario Crítica -que les da abrigo regularmente. Saludamos, naturalmente, que hayan corregido su omisión, porque como ellos bien dicen ahora: "el silencio, la omisión o los inaceptables argumentos... configuran complicidad con la sangre derramada...". Saludamos aún más que planteen "el retiro de las tropas israelíes invasoras de la Franja de Gaza" y "el juicio y castigo a los responsables de esas acciones". La solicitada en cuestión, en ningún momento se desliza al reparto de culpas entre "los dos demonios".
Ahora vienen los interrogantes. Los aliados de Solanas y Lozano - nos referimos a Aníbal Ibarra, Luis Juez, Miguel Bonasso y algunos otros, siguen sin pronunciarse "contra el crimen". ¿Deberíamos concluir que, para Lozano y Solanas, esto "configura complicidad con la sangre derramada"? ¿Qué medidas políticas tomarán a partir de esta conclusión? En realidad, los aliados de Proyecto Sur son cómplice históricos del sionismo; su silencio responde a esto. Para Solanas y Lozano debería ser obvio que los aliados políticos del sionismo son incompatibles con un planteo de recuperación de la soberanía nacional que afirma sostener Proyecto Sur. Estamos convencidos, sin embargo, que ni se les ocurrirá romper su alianza con estos "cómplices". ¿En qué quedamos, entonces?
El pronunciamiento en cuestión tampoco plantea la defensa incondicional del derecho que reconoce al pueblo palestino a la vida y a la libertad. Es que la solicitada limita al "ámbito de la responsabilidad de cada uno", la realización "del más intenso esfuerzo... por frenar esta agresión... O sea que Lozano, por ejemplo, se jugará la vida en el recinto del Congreso (que ahora se encuentra en receso), y Solanas en los festivales de cine (aunque difícilmente lo inviten para la ceremonia del Oscar 2009), pero no marcharán por las calles hacia las embajadas de Israel, ni protagonizará, necesariamente, ninguna movilización popular, como las que está realizando el Comité contra la Agresión. "El más intenso esfuerzo por detener esta agresión", que proclama la solicitada, encuentra en este planteo límites insalvables y pierde por completo la ‘intensidad' de su llamado. Esto explica la demora de ambos en pronunciarse y la ausencia de ellos y de la CTA en las movilizaciones populares en Buenos Aires. Ante esta evidencia, la solicitada en Crítica se perfila más como una coartada que como un compromiso.
La cosa no termina aquí, porque el texto mencionado también reclama que "los países del Mercosur deben suspender de inmediato las ventajas y privilegios concedidos al Estado de Israel por el Acuerdo de Libre Comercio que los vincula". El planteo tiene todas las apariencias de justo, pero es una verdadera estafa a la fe pública. Ocurre que el Acuerdo en cuestión solamente entrará en vigencia cuando los parlamentos nacionales lo ratifiquen, de modo que Lozano y Solanas no deberían estar reclamando la suspensión de algunas de sus cláusulas sino el retiro de su estado parlamentario y su rechazo. Un acuerdo de ‘libre comercio' con Israel significa consagrar la política sionista de destrucción de las economías de los territorios ocupados y la asfixia económica que les impone a través de diversas prohibiciones y la clausura de las fronteras. La aceituna que exporta Israel está manchada con la sangre de los olivares destruidos en Gaza y Cisjordania. Solanas y Lozano, en cambio, parecen aprobar el Acuerdo cuando reclaman "suspender las ventajas y privilegios".
Las casualidades (que no son tales) han querido que el mismo día, o sea dos semanas después del inicio de la agresión israelí, saliera otra solicitada, esta vez en Página/12, firmada, en gran parte, por esta nueva creación nacional que son los cruzados de la lucha de clases semántica que comulgan con el kirchnerismo. Pero estos ‘deconstructores' de textos simulan en esa solicitada oponerse a una "barbarie" sin calificaciones, que atribuyen por igual tanto a la resistencia palestina como a la agresión sionista. Estos ‘contextualizadores' de textos no han sido capaces de distinguir al oprimido del opresor y abrazan para el caso, ¡en Argentina!, la teoría de los dos demonios, que siempre ha sido el argumento hipócrita de los partidarios del ‘justo medio' y de la cobardía moral. Incapaces de denunciar al sionismo y al imperialismo mundial, y a sus representantes políticos, por los crímenes de guerra que se están cometiendo, dicen que les "resulta intolerable la impasibilidad o la resignación con que parte de la sociedad... asiste al recrudecimiento del horror". Los que dicen esto son los mismos que se niegan a salir de la comodidad de sus despachos y que se toman catorce días para abrir la boca, y que cuando por fin lo hacen confunden a toda la sociedad caracterizando como igualmente criminales a los resistentes y a los opresores. Los artistas del lenguaje se horrorizan por la falta de reacción social ante el ‘recrudecimiento' del horror, porque obviamente el horror mismo, sin aditivos, los tenía sin cuidado. ¿Pero no es acaso también ‘impasibilidad' y ‘resignación' quedarse en casa, como lo hacen los semánticos, y no participar de las movilizaciones populares que ya se han extendido a varias capitales provinciales?
La pequeña burguesía intelectual, kirchnerista como anti-kirchnerista, ya ha dado muestras en el pasado de su capacidad para el compromiso con los intereses anti-nacionales - no olvidemos que transitaron en su mayoría por el Frepaso y la Alianza, y antes incluso por el menemismo. No olvidó ni aprendió nada.
Ahora vienen los interrogantes. Los aliados de Solanas y Lozano - nos referimos a Aníbal Ibarra, Luis Juez, Miguel Bonasso y algunos otros, siguen sin pronunciarse "contra el crimen". ¿Deberíamos concluir que, para Lozano y Solanas, esto "configura complicidad con la sangre derramada"? ¿Qué medidas políticas tomarán a partir de esta conclusión? En realidad, los aliados de Proyecto Sur son cómplice históricos del sionismo; su silencio responde a esto. Para Solanas y Lozano debería ser obvio que los aliados políticos del sionismo son incompatibles con un planteo de recuperación de la soberanía nacional que afirma sostener Proyecto Sur. Estamos convencidos, sin embargo, que ni se les ocurrirá romper su alianza con estos "cómplices". ¿En qué quedamos, entonces?
El pronunciamiento en cuestión tampoco plantea la defensa incondicional del derecho que reconoce al pueblo palestino a la vida y a la libertad. Es que la solicitada limita al "ámbito de la responsabilidad de cada uno", la realización "del más intenso esfuerzo... por frenar esta agresión... O sea que Lozano, por ejemplo, se jugará la vida en el recinto del Congreso (que ahora se encuentra en receso), y Solanas en los festivales de cine (aunque difícilmente lo inviten para la ceremonia del Oscar 2009), pero no marcharán por las calles hacia las embajadas de Israel, ni protagonizará, necesariamente, ninguna movilización popular, como las que está realizando el Comité contra la Agresión. "El más intenso esfuerzo por detener esta agresión", que proclama la solicitada, encuentra en este planteo límites insalvables y pierde por completo la ‘intensidad' de su llamado. Esto explica la demora de ambos en pronunciarse y la ausencia de ellos y de la CTA en las movilizaciones populares en Buenos Aires. Ante esta evidencia, la solicitada en Crítica se perfila más como una coartada que como un compromiso.
La cosa no termina aquí, porque el texto mencionado también reclama que "los países del Mercosur deben suspender de inmediato las ventajas y privilegios concedidos al Estado de Israel por el Acuerdo de Libre Comercio que los vincula". El planteo tiene todas las apariencias de justo, pero es una verdadera estafa a la fe pública. Ocurre que el Acuerdo en cuestión solamente entrará en vigencia cuando los parlamentos nacionales lo ratifiquen, de modo que Lozano y Solanas no deberían estar reclamando la suspensión de algunas de sus cláusulas sino el retiro de su estado parlamentario y su rechazo. Un acuerdo de ‘libre comercio' con Israel significa consagrar la política sionista de destrucción de las economías de los territorios ocupados y la asfixia económica que les impone a través de diversas prohibiciones y la clausura de las fronteras. La aceituna que exporta Israel está manchada con la sangre de los olivares destruidos en Gaza y Cisjordania. Solanas y Lozano, en cambio, parecen aprobar el Acuerdo cuando reclaman "suspender las ventajas y privilegios".
Las casualidades (que no son tales) han querido que el mismo día, o sea dos semanas después del inicio de la agresión israelí, saliera otra solicitada, esta vez en Página/12, firmada, en gran parte, por esta nueva creación nacional que son los cruzados de la lucha de clases semántica que comulgan con el kirchnerismo. Pero estos ‘deconstructores' de textos simulan en esa solicitada oponerse a una "barbarie" sin calificaciones, que atribuyen por igual tanto a la resistencia palestina como a la agresión sionista. Estos ‘contextualizadores' de textos no han sido capaces de distinguir al oprimido del opresor y abrazan para el caso, ¡en Argentina!, la teoría de los dos demonios, que siempre ha sido el argumento hipócrita de los partidarios del ‘justo medio' y de la cobardía moral. Incapaces de denunciar al sionismo y al imperialismo mundial, y a sus representantes políticos, por los crímenes de guerra que se están cometiendo, dicen que les "resulta intolerable la impasibilidad o la resignación con que parte de la sociedad... asiste al recrudecimiento del horror". Los que dicen esto son los mismos que se niegan a salir de la comodidad de sus despachos y que se toman catorce días para abrir la boca, y que cuando por fin lo hacen confunden a toda la sociedad caracterizando como igualmente criminales a los resistentes y a los opresores. Los artistas del lenguaje se horrorizan por la falta de reacción social ante el ‘recrudecimiento' del horror, porque obviamente el horror mismo, sin aditivos, los tenía sin cuidado. ¿Pero no es acaso también ‘impasibilidad' y ‘resignación' quedarse en casa, como lo hacen los semánticos, y no participar de las movilizaciones populares que ya se han extendido a varias capitales provinciales?
La pequeña burguesía intelectual, kirchnerista como anti-kirchnerista, ya ha dado muestras en el pasado de su capacidad para el compromiso con los intereses anti-nacionales - no olvidemos que transitaron en su mayoría por el Frepaso y la Alianza, y antes incluso por el menemismo. No olvidó ni aprendió nada.