Hace 48 horas, el kirchnerista Hugo Moyano reconoció que "el gobierno no tomó ninguna medida de fondo" frente a la escalada de suspensiones y despidos.
Para que el hombre hablara, la sangre tuvo que llegar al río.
Los despidos arrecian entre los trabajadores transitorios y contratados.
En otros casos, bajo la forma de "renuncias" o retiros "voluntarios".
Han golpeado en las automotrices, en las aceiteras, en los trabajadores de la construcción, en las curtiembres y en las cadenas de electrodomésticos.
En otros gremios ya empezaron los conflictos, como en la industria de la carne, los bancarios, los metalúrgicos.
Moyano tiene razón cuando dice que los Kirchner no hacen nada.
El matrimonio presidencial tolera las corridas cambiarias que desvalorizan la moneda y el salario.
Deja correr la fuga de capitales, que agrava la recesión y la parálisis de la economía.
Pero, ¿qué hacen Moyano y la CGT?
Por ahora, "juntan datos" sobre "el alcance de la crisis", cuando los datos sobran.
¿Qué hace Yasky?
Pide (‘pedir', pero no actuar, se ha transformado en una profesión) un "seguro de inclusión" para familias pobres, o sea que no quiere frenar los despidos sino regatear un ingreso asistencial.
Mientras tanto, los activistas del neumático continúan despedidos y las patronales preparan cientos de despidos más.
Pero mientras Moyano "junta datos", la clase obrera sigue otro rumbo.
Los compañeros de Easy cortaron las rutas por su reincorporación.
Los mecánicos de la General Motors de Rosario obligaron a la patronal a recular.
Los metalúrgicos de la zona oeste enfrentan los despidos con asambleas y cortes.
Cuando Moyano reclama "medidas de fondo", toca la partitura de sus jefes capitalistas.
Reclama, como ellos, una mayor devaluación de la moneda.
O tarifazos, pago integral de la usuraria deuda pública, resarcimiento a los vaciadores de Aerolíneas.
Consintiendo a los vaciadores, creen que zafarán de la catástrofe capitalista.
¿Tenemos que seguirlos?
Para parar las suspensiones, los despidos y el vaciamiento nacional, necesitamos un programa y un rumbo de lucha propios.
Realicemos asambleas y autoconvocatorias para poner en pie a los sindicatos y centrales obreras.
Que la CGT y la CTA rompan con el gobierno y lancen un plan de lucha a escala nacional.
La consigna de la etapa ha sido levantada, días atrás, en una marcha: "Despidan a los banqueros, reincorporen a los trabajadores".
Esa es la tarea, aquí y en todo el mundo.
Para que el hombre hablara, la sangre tuvo que llegar al río.
Los despidos arrecian entre los trabajadores transitorios y contratados.
En otros casos, bajo la forma de "renuncias" o retiros "voluntarios".
Han golpeado en las automotrices, en las aceiteras, en los trabajadores de la construcción, en las curtiembres y en las cadenas de electrodomésticos.
En otros gremios ya empezaron los conflictos, como en la industria de la carne, los bancarios, los metalúrgicos.
Moyano tiene razón cuando dice que los Kirchner no hacen nada.
El matrimonio presidencial tolera las corridas cambiarias que desvalorizan la moneda y el salario.
Deja correr la fuga de capitales, que agrava la recesión y la parálisis de la economía.
Pero, ¿qué hacen Moyano y la CGT?
Por ahora, "juntan datos" sobre "el alcance de la crisis", cuando los datos sobran.
¿Qué hace Yasky?
Pide (‘pedir', pero no actuar, se ha transformado en una profesión) un "seguro de inclusión" para familias pobres, o sea que no quiere frenar los despidos sino regatear un ingreso asistencial.
Mientras tanto, los activistas del neumático continúan despedidos y las patronales preparan cientos de despidos más.
Pero mientras Moyano "junta datos", la clase obrera sigue otro rumbo.
Los compañeros de Easy cortaron las rutas por su reincorporación.
Los mecánicos de la General Motors de Rosario obligaron a la patronal a recular.
Los metalúrgicos de la zona oeste enfrentan los despidos con asambleas y cortes.
Cuando Moyano reclama "medidas de fondo", toca la partitura de sus jefes capitalistas.
Reclama, como ellos, una mayor devaluación de la moneda.
O tarifazos, pago integral de la usuraria deuda pública, resarcimiento a los vaciadores de Aerolíneas.
Consintiendo a los vaciadores, creen que zafarán de la catástrofe capitalista.
¿Tenemos que seguirlos?
Para parar las suspensiones, los despidos y el vaciamiento nacional, necesitamos un programa y un rumbo de lucha propios.
Realicemos asambleas y autoconvocatorias para poner en pie a los sindicatos y centrales obreras.
Que la CGT y la CTA rompan con el gobierno y lancen un plan de lucha a escala nacional.
La consigna de la etapa ha sido levantada, días atrás, en una marcha: "Despidan a los banqueros, reincorporen a los trabajadores".
Esa es la tarea, aquí y en todo el mundo.