En la mañana del lunes 10, los Kirchner esperaban iniciar una semana "tranquila" en los "mercados". Pero en ese momento, una densa columna de trabajadores mecánicos irrumpía en el centro financiero de la Ciudad.
La marcha del Smata colocaba en el centro de la crisis a una clase obrera sacudida por suspensiones, despidos, vacaciones anticipadas y reducciones salariales en todos los gremios. Según las "estadísticas" oficiales, los obreros afectados por la crisis no suman más de 20.000. Pero otras estimaciones colocan esa nómina entre 80.000 y 200.000 trabajadores. Los voceros oficiales, al igual que los Moyano o José Rodríguez, aseguran que "no se producirán despidos". Cuando dicen eso, ni consideran a los miles de contratados o tercerizados que ya han sido cesanteados. Pero preparan el camino de las cesantías, desde las vacaciones adelantadas hasta la supresión de turnos. Según el diputado cegetista Héctor Recalde, con la oleada de despidos la patronal "busca obtener ventajas sectoriales como, por ejemplo, beneficios impositivos" (La Nación, 9/11). La burocracia sindical, asesorada precisamente por Recalde, está gestionando que las patronales no paguen los aportes previsionales u otros impuestos. Estas patronales han fugado otros 4.700 millones de dólares sólo en octubre.¿"Reactivación" o fraude?
La impotencia de la burocracia frente a la crisis sólo se parangona con la del gobierno que defiende. De cara al derrumbe económico, los Kirchner prometen una reactivación de la mano de la Anses, luego de la estatización de los recursos jubilatorios. Pero más de la mitad de los 5.000 millones de dólares de los aportes que se recaudarán en 2009 aportarán al sostenimiento de la deuda pública; o sea, el mismo destino que tenían esos recursos cuando estaban en manos de las AFJP. Así quedó establecido, por otra parte, en el proyecto oficial que los "K" consensuaron con Lozano y Macaluse. En definitiva, el gobierno solamente posa de "reactivador"; los planes de "obra pública" pomposamente anunciados para 2009 son "lo mismo que figura en el Presupuesto del año próximo" (Clarín, 11/11). En ese caso, la disponibilidad de fondos que brinda la caja del Anses servirá "más que para incrementar la cantidad de obras, (para) reducir la demora en los pagos" (ídem). O sea que no hay un nuevo plan de obras, sino solamente un régimen de pronto pago para los Macri, Roggio y toda la "patria contratista". Para obtener fondos adicionales para obras, el gobierno plantearía reducciones en los subsidios tarifarios. Pero eso significa nuevos aumentos de tarifas, con la consiguiente reducción del consumo popular.
Algo parecido ocurre con los fondos previsionales que financian préstamos al consumo. La Anses, la "usina de la reactivación", acaba de prestarle a Frávega unos 30 millones de pesos, a la "módica" tasa de interés del ¡29% anual!, en la línea de la suba de rendimientos bancarios que el gobierno dispuso para frenar la corrida cambiaria. Más que nunca, los créditos al consumo constituirán una hipoteca usuraria sobre aquellos que los contraigan.El plan kirchnerista para "reactivar la economía" es, sencillamente, un fraude.
Morir en el Fondo
Aun echando mano a los aportes de 2009 y refinanciando la deuda ya contraída con la Anses, al gobierno le restarían unos 4.000 millones de dólares para cumplir con los usureros, o sea en el mejor de los casos. Frente a este cuadro, los "nacionales y populares" ya han pedido la toalla: al Fondo Monetario Internacional. En la reunión de ministros del Grupo 20, en Brasil, el ministro Carlos Fernández pidió que "las instituciones financieras internacionales (o sea el FMI) provean instrumentos de liquidez de corto plazo" a los países "en dificultades" (Ambito, 10/11). En Washington, la Presidenta tendrá la oportunidad de colocar a la Argentina en la cola de países que pidan algún crédito al FMI. Los que el Fondo acaba de otorgar a Hungría y a Ucrania están atados a pesados ajustes presupuestarios. De todos modos, luego de la estatización de las AFJP, los Kirchner tendrán que hacer el ajuste en seco, sin liquidez desde afuera. El interés que hubiera podido tener el Fondo (salvar a los capitales españoles en América Latina) no incluye a la Argentina. Lo que surge de aquí es claro: está en marcha una gran crisis con el capital internacional, que sólo puede ser resuelta positivamente con la nacionalización sin indemnizacion de la banca y el repudio definitivo de la deuda externa.Una salida obrera
Los Kirchner creen que podrán capear la crisis con el envío de inspectores al mercado de cambios, incluso cuando China acaba de reconocer su proprio hundimiento con un paquete de rescate de 600.000 millones de dolares, el tercio de su PBI; o sea, el mayor rescate de la historia de la humanidad. Pretenden recibir de regalo el rescate armado por la Reserva Federal para Brasil, como si 50.000 millones de dólares en una operación de canje de corto plazo de reales por dólares alcanzaran para detener el desplome de nuestro vecino. Los Kirchner tienen una caracterización muy limitada de la crisis mundial y han llegado demasiado tarde para neutralizarla.
Con la escalada de despidos, suspensiones y ataques al salario, la clase obrera es empujada a irrumpir en el escenario de la crisis, como ya ocurre en otros países (Italia, España, Alemania). La descomposición económica, por otra parte, golpea desde hace rato a los trabajadores. Una encuesta privada acaba de revelar que el número de pobres ya llega a 11,5 millones de argentinos, "la misma cantidad que en la crisis de 2001" (La Nación, 9/11).
La burocracia sindical (CGT y CTA) oficia de lobbysta de los vaciadores del país:Pero hay una salida popular para la crisis.1. Prohibición inmediata de suspensiones y despidos.2. Reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios.3. Cese del pago de la deuda externa.4. Constitución de un gran fondo de capital para impulsar las obras de infraestructura y de industrialización bajo control obrero.5. 82% móvil para los jubilados, dirección de la Anses por obreros y jubilados.6. Salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.7. Por un congreso de trabajadores para ofrecer un programa económico y político de salida al derrumbe capitalista.
La marcha del Smata colocaba en el centro de la crisis a una clase obrera sacudida por suspensiones, despidos, vacaciones anticipadas y reducciones salariales en todos los gremios. Según las "estadísticas" oficiales, los obreros afectados por la crisis no suman más de 20.000. Pero otras estimaciones colocan esa nómina entre 80.000 y 200.000 trabajadores. Los voceros oficiales, al igual que los Moyano o José Rodríguez, aseguran que "no se producirán despidos". Cuando dicen eso, ni consideran a los miles de contratados o tercerizados que ya han sido cesanteados. Pero preparan el camino de las cesantías, desde las vacaciones adelantadas hasta la supresión de turnos. Según el diputado cegetista Héctor Recalde, con la oleada de despidos la patronal "busca obtener ventajas sectoriales como, por ejemplo, beneficios impositivos" (La Nación, 9/11). La burocracia sindical, asesorada precisamente por Recalde, está gestionando que las patronales no paguen los aportes previsionales u otros impuestos. Estas patronales han fugado otros 4.700 millones de dólares sólo en octubre.¿"Reactivación" o fraude?
La impotencia de la burocracia frente a la crisis sólo se parangona con la del gobierno que defiende. De cara al derrumbe económico, los Kirchner prometen una reactivación de la mano de la Anses, luego de la estatización de los recursos jubilatorios. Pero más de la mitad de los 5.000 millones de dólares de los aportes que se recaudarán en 2009 aportarán al sostenimiento de la deuda pública; o sea, el mismo destino que tenían esos recursos cuando estaban en manos de las AFJP. Así quedó establecido, por otra parte, en el proyecto oficial que los "K" consensuaron con Lozano y Macaluse. En definitiva, el gobierno solamente posa de "reactivador"; los planes de "obra pública" pomposamente anunciados para 2009 son "lo mismo que figura en el Presupuesto del año próximo" (Clarín, 11/11). En ese caso, la disponibilidad de fondos que brinda la caja del Anses servirá "más que para incrementar la cantidad de obras, (para) reducir la demora en los pagos" (ídem). O sea que no hay un nuevo plan de obras, sino solamente un régimen de pronto pago para los Macri, Roggio y toda la "patria contratista". Para obtener fondos adicionales para obras, el gobierno plantearía reducciones en los subsidios tarifarios. Pero eso significa nuevos aumentos de tarifas, con la consiguiente reducción del consumo popular.
Algo parecido ocurre con los fondos previsionales que financian préstamos al consumo. La Anses, la "usina de la reactivación", acaba de prestarle a Frávega unos 30 millones de pesos, a la "módica" tasa de interés del ¡29% anual!, en la línea de la suba de rendimientos bancarios que el gobierno dispuso para frenar la corrida cambiaria. Más que nunca, los créditos al consumo constituirán una hipoteca usuraria sobre aquellos que los contraigan.El plan kirchnerista para "reactivar la economía" es, sencillamente, un fraude.
Morir en el Fondo
Aun echando mano a los aportes de 2009 y refinanciando la deuda ya contraída con la Anses, al gobierno le restarían unos 4.000 millones de dólares para cumplir con los usureros, o sea en el mejor de los casos. Frente a este cuadro, los "nacionales y populares" ya han pedido la toalla: al Fondo Monetario Internacional. En la reunión de ministros del Grupo 20, en Brasil, el ministro Carlos Fernández pidió que "las instituciones financieras internacionales (o sea el FMI) provean instrumentos de liquidez de corto plazo" a los países "en dificultades" (Ambito, 10/11). En Washington, la Presidenta tendrá la oportunidad de colocar a la Argentina en la cola de países que pidan algún crédito al FMI. Los que el Fondo acaba de otorgar a Hungría y a Ucrania están atados a pesados ajustes presupuestarios. De todos modos, luego de la estatización de las AFJP, los Kirchner tendrán que hacer el ajuste en seco, sin liquidez desde afuera. El interés que hubiera podido tener el Fondo (salvar a los capitales españoles en América Latina) no incluye a la Argentina. Lo que surge de aquí es claro: está en marcha una gran crisis con el capital internacional, que sólo puede ser resuelta positivamente con la nacionalización sin indemnizacion de la banca y el repudio definitivo de la deuda externa.Una salida obrera
Los Kirchner creen que podrán capear la crisis con el envío de inspectores al mercado de cambios, incluso cuando China acaba de reconocer su proprio hundimiento con un paquete de rescate de 600.000 millones de dolares, el tercio de su PBI; o sea, el mayor rescate de la historia de la humanidad. Pretenden recibir de regalo el rescate armado por la Reserva Federal para Brasil, como si 50.000 millones de dólares en una operación de canje de corto plazo de reales por dólares alcanzaran para detener el desplome de nuestro vecino. Los Kirchner tienen una caracterización muy limitada de la crisis mundial y han llegado demasiado tarde para neutralizarla.
Con la escalada de despidos, suspensiones y ataques al salario, la clase obrera es empujada a irrumpir en el escenario de la crisis, como ya ocurre en otros países (Italia, España, Alemania). La descomposición económica, por otra parte, golpea desde hace rato a los trabajadores. Una encuesta privada acaba de revelar que el número de pobres ya llega a 11,5 millones de argentinos, "la misma cantidad que en la crisis de 2001" (La Nación, 9/11).
La burocracia sindical (CGT y CTA) oficia de lobbysta de los vaciadores del país:Pero hay una salida popular para la crisis.1. Prohibición inmediata de suspensiones y despidos.2. Reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios.3. Cese del pago de la deuda externa.4. Constitución de un gran fondo de capital para impulsar las obras de infraestructura y de industrialización bajo control obrero.5. 82% móvil para los jubilados, dirección de la Anses por obreros y jubilados.6. Salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.7. Por un congreso de trabajadores para ofrecer un programa económico y político de salida al derrumbe capitalista.