Basta abrir las páginas de los diarios para constatar que los centros más sólidos del capitalismo se desmoronan de día en día.
Hace algunas décadas, se acostumbraba a identificar a General Motors con Estados Unidos; pues bien, General Motors está irrevocablemente quebrada...
Argentina es un eslabón débil de este capitalismo mundial en bancarrota.
Oscar Aguad, vocero de la UCR y de la oposición patronal, no se fue por las ramas, hace un par de días, en el Congreso: "la crisis se lleva puesto al país"; "los productores agropecuarios... no van a vender un gramo"; "la crisis empezará a fines de enero y llegará en febrero, y va a venir al galope".
Lo que dijo Aguad no es solamente una constatación: es una expresión de impotencia, por eso reclamó una devaluación hiperinflacionaria y un acuerdo con el inolvidable FMI.
Agustín Rossi, el portavoz del oficialismo, no se quedó atrás: "Cuando el gobierno de Bush aprobó el rescate en Estados Unidos pensamos que se había logrado un punto de estabilización que duró dos días..."; "cuando los bancos centrales de la Unión Europea aplicaron una fuerte política de rescate, pensamos que dicha estabilización estaba consiguiéndose..., pero también duró días".
Rossi hizo aún más explícita esta impotencia, cuando en alusión a los anuncios del gobierno dijo sin mosquearse: "Este no es un plan anticrisis, es cierto lo que dicen los diputados".Este fue el intercambio de ideas de los dos bloques dirigentes del país en la catedral de la política que es el Congreso nacional.
Las conclusiones saltan solas: los capitalistas navegan sin rumbo en las olas de su propia bancarrota, con la expectativa de que el poder del Estado que tienen en sus manos les asegurará que ellos no sean afectados y que la crisis la paguen los trabajadores.Claro que éste no es el destino que quieren los que viven de su trabajo.
En GM Rosario, en las metalúrgicas de San Lorenzo y del conurbano, en las papeleras, en las automotrices de Córdoba, en el parque industrial de Resistencia, en los campos de soja y en las fábricas de maquinaria agrícola, los trabajadores luchan contra la política capitalista que les quiere hacer pagar la crisis.
Esta lucha abre una perspectiva fundamental, porque la crisis capitalista ha concentrado en el tiempo y en el espacio todas las contradicciones de este sistema de explotación.
Los acontecimientos se aceleran y los espacios mundiales de la lucha se unifican.
2009 marcará un apogeo de la crisis mundial; encaremos el año con espíritu de lucha y de organización para que la salida a la crisis la determinen los trabajadores.
En este caso, 2009 será un prólogo: el Bicentenario que los capitalistas quieren festejar sobre la miseria de la gran mayoría, podría ser, al revés, el comienzo de una nueva historia.
Preparemos en 2009, por medio de la lucha, la organización, la independencia, la expulsión de la burocracia de los sindicatos, la creación de organizaciones nuevas y más fuertes; la unión de los explotados; las condiciones para un Bicentenario socialista.
Hace algunas décadas, se acostumbraba a identificar a General Motors con Estados Unidos; pues bien, General Motors está irrevocablemente quebrada...
Argentina es un eslabón débil de este capitalismo mundial en bancarrota.
Oscar Aguad, vocero de la UCR y de la oposición patronal, no se fue por las ramas, hace un par de días, en el Congreso: "la crisis se lleva puesto al país"; "los productores agropecuarios... no van a vender un gramo"; "la crisis empezará a fines de enero y llegará en febrero, y va a venir al galope".
Lo que dijo Aguad no es solamente una constatación: es una expresión de impotencia, por eso reclamó una devaluación hiperinflacionaria y un acuerdo con el inolvidable FMI.
Agustín Rossi, el portavoz del oficialismo, no se quedó atrás: "Cuando el gobierno de Bush aprobó el rescate en Estados Unidos pensamos que se había logrado un punto de estabilización que duró dos días..."; "cuando los bancos centrales de la Unión Europea aplicaron una fuerte política de rescate, pensamos que dicha estabilización estaba consiguiéndose..., pero también duró días".
Rossi hizo aún más explícita esta impotencia, cuando en alusión a los anuncios del gobierno dijo sin mosquearse: "Este no es un plan anticrisis, es cierto lo que dicen los diputados".Este fue el intercambio de ideas de los dos bloques dirigentes del país en la catedral de la política que es el Congreso nacional.
Las conclusiones saltan solas: los capitalistas navegan sin rumbo en las olas de su propia bancarrota, con la expectativa de que el poder del Estado que tienen en sus manos les asegurará que ellos no sean afectados y que la crisis la paguen los trabajadores.Claro que éste no es el destino que quieren los que viven de su trabajo.
En GM Rosario, en las metalúrgicas de San Lorenzo y del conurbano, en las papeleras, en las automotrices de Córdoba, en el parque industrial de Resistencia, en los campos de soja y en las fábricas de maquinaria agrícola, los trabajadores luchan contra la política capitalista que les quiere hacer pagar la crisis.
Esta lucha abre una perspectiva fundamental, porque la crisis capitalista ha concentrado en el tiempo y en el espacio todas las contradicciones de este sistema de explotación.
Los acontecimientos se aceleran y los espacios mundiales de la lucha se unifican.
2009 marcará un apogeo de la crisis mundial; encaremos el año con espíritu de lucha y de organización para que la salida a la crisis la determinen los trabajadores.
En este caso, 2009 será un prólogo: el Bicentenario que los capitalistas quieren festejar sobre la miseria de la gran mayoría, podría ser, al revés, el comienzo de una nueva historia.
Preparemos en 2009, por medio de la lucha, la organización, la independencia, la expulsión de la burocracia de los sindicatos, la creación de organizaciones nuevas y más fuertes; la unión de los explotados; las condiciones para un Bicentenario socialista.