La rebelión popular griega entró en su tercera semana. El joven Alexis Grigropoulos fue asesinado por la policía el sábado 6 de diciembre; desde entonces, la movilización no ha cesado a pesar de la represión. Al contrario, crece: la marcha del 18 de diciembre, que reunió 50.000 manifestantes, fue una de las más grandes desde el comienzo de la rebelión.
Por su duración, su extensión nacional y su profundidad, la rebelión griega no es una simple explosión de bronca ocasional. Esta enorme movilización deja en claro que bajo una ‘calma' aparente, la Unión Europea incuba contradicciones sociales de tal magnitud que pueden detonar terremotos ante la primera chispa. "Esta revuelta es un toque de atención (sobre) un cóctel explosivo que podría conducir a un nuevo Mayo del 68 a toda Europa" (El País, 22/12).
Hace tres años, la juventud de los barrios periféricos de París se levantó contra el asesinato de dos pibes por la policía. Entre la rebelión de París y la de Grecia hay un hilo conductor: es la rebelión de la juventud contra el destino de miseria y opresión a que los condena el capitalismo en descomposición.
La rebelión griega, sin embargo, ha ido mucho más lejos.
Logró unir en un movimiento único a toda la juventud explotada y oprimida. El lugar central lo ocupan los secundarios; le siguen los universitarios. Todos los colegios y todas las universidades están paralizados; muchos están ocupados. Los profesores y los docentes universitarios se han sumado a la movilización que encabezan sus alumnos. El tumultuoso ingreso de la juventud a la escena política fue anticipado por las gigantescas movilizaciones y ocupaciones de colegios y universidades de 2006/7 contra las leyes antieducativas del gobierno. Son las mismas que la Unión Europea quiere imponer en todos los países y contra las cuales ya manifiestan los secundarios en España, Italia y Francia.
En los colegios y facultades ocupados se desarrollan asambleas diarias. Rápidamente, el movimiento juvenil logró dotarse de una consigna política común: "Fuera Karamanlis; huelga general indefinida hasta que se vaya".
Los jóvenes plantearon una consigna estratégica, que establece un punto de unificación política para todos los movimientos reivindicativos y de lucha.
"Yutas, cerdos, asesinos"
Uno de los aspectos salientes de la rebelión es la lucha sistemática contra el aparato policial. La consigna más coreada es "Yutas, cerdos, asesinos".
Las provocaciones policiales siguen: el 19 de diciembre fue baleado otro joven, de 16 años, en Peristeri, un barrio obrero de la periferia de Atenas. El chico es hijo de un dirigente del KKE (stalinista).
Los jóvenes denuncian el gatillo fácil y el "terrorismo de Estado", es decir al conjunto del régimen político que actúa mediante leyes de excepción, juicios amañados y -cuando todo eso no alcanza- mediante bandas fascistas protegidas por el aparato represivo del Estado. Pero, además de defender sus manifestaciones contra los ataques policiales, los jóvenes se están movilizando a los cuarteles policiales y las comisarías.
Manifestaciones de decenas de miles cercaron el cuartel general de la policía en Atenas, el cuartel general de la policía antimotines y la cárcel central de Atenas. En los barrios de la capital y en numerosas ciudades del interior, los jóvenes apedrearon las comisarías y destacamentos de la policía.
La rebelión juvenil contra la policía es profundamente revolucionaria. Por eso la defendemos de manera incondicional. Los que critican a los jóvenes que luchan contra la policía tienen el cerebro de un gendarme con un enorme garrote en la mano.
Sindicalismo clasista, asambleas populares, inmigrantes
La rebelión juvenil contagia a otras capas de la población explotada.
En el movimiento sindical, potencia las tendencias clasistas. Esto se puso en claro en la huelga general del 10 de diciembre, cuando la manifestación de los sindicalistas clasistas, los jóvenes y la izquierda que defiende la rebelión -en la que militan nuestros compañeros del EEK (Partido Revolucionario de los Trabajadores)- superó ampliamente en número al raquítico acto de la burocracia sindical de la GSEE (Confederación General del Trabajo) y al aún más raquítico acto del KKE (stalinista).
La burocracia sindical juega un papel decisivo para impedir que la simpatía de los obreros por los estudiantes y su odio por el gobierno se convierta en una movilización común. Por eso, la burocracia de la GSEE rechazó el reclamo de los estudiantes y de numerosas delegaciones sindicales de sumarse a la huelga declarada el 18 de diciembre por la Federación de Empleados Públicos. En la mañana del miércoles 17, unos 500 sindicalistas clasistas ocuparon el local de la GSEE para denunciar la traición de la burocracia, ligada al Pasok (socialdemocracia). La burocracia acusó por la ocupación a "sindicalistas del EEK y anarquistas". La ocupación fue levantada el domingo 21.
La rebelión, también, contagió a uno de los sectores más oprimidos, los inmigrantes. El viernes y el sábado, dos manifestaciones de inmigrantes se desarrollaron en Atenas. En Grecia vive más de un millón de inmigrantes; su adhesión a las movilizaciones amplía enormemente la base social de la rebelión.
La rebelión juvenil ha contagiado, también, a las barriadas obreras y populares, donde han comenzado a aparecer asambleas populares. En Exarquia, el barrio donde fue asesinado Alexis Grigropoulos, ha surgido un "Comité de los habitantes de Exarquia", que ha convocado a numerosas movilizaciones, incluidas varias a la comisaría donde revistaban los asesinos. En cada una de ellas, participaron más de mil manifestantes, "la mayoría, personas adultas y mayores" (El País, 9/12).
La Asamblea Popular de Petralona, por su parte, ocupó por unas horas la radio 9.89 para transmitir una declaración política que denunciaba el asesinato de Alexis, a la policía y al gobierno y llamaba a la continuar la rebelión y a la huelga general. Marchas y manifestaciones se están desarrollando, casi diariamente, en los distritos obreros y populares del Gran Atenas: Kaisariani Nea Ionia, Vyronas, Nea Smyrni, Chaidari.
La rebelión de la juventud es la cabeza de un vasto movimiento popular que hunde sus raíces en los sectores exprimidos y explotados de la sociedad.
¿Un giro político?
¿Existe un giro político de las capas acomodadas en favor de los jóvenes rebeldes? Un síntoma de que esto podría estar sucediendo ocurrió en el Palacio de la Música de Atenas, una institución privada dirigida por un gran grupo capitalista que domina la vida cultural. El viernes 18, un concierto de música clásica debió suspenderse cuando una parte de la asistencia comenzó a cantar la consigna de las movilizaciones: "Yutas, cerdos, asesinos". La orquesta dejó de tocar y, encabezada por su propio director, se unió al coro de la audiencia.
El stalinismo
Un papel central en el ataque a la rebelión lo juega el KKE, el partido stalinista, que forma parte de la tendencia internacional de partidos comunistas encabezada por el PC cubano (en la que revista, también, el PC argentino).
El KKE califica a los chicos de 12 ó 13 años que salen a la calle de "agentes de la CIA" y declaró públicamente su oposición a la liberación de los presos -la mayoría menores. Una cosa y otra indican que es un firme partidario de la represión.
El stalinismo ataca de una manera particular a Synaspismos (ex eurocomunistas) y sus aliados de la coalición de izquierda Syriza. Synaspismos es el único partido con representación parlamentaria que no ataca a la rebelión; Syriza ha realizado algunas acciones espectaculares, como la colocación de carteles denunciando la represión en la Acrópolis de Atenas. Synaspismos presentó un programa de "democratización de la policía" y de tibias reformas en beneficio de la juventud; pretende jugar el papel de "mediador" entre la rebelión y el régimen político.
El KKE lo ataca violentamente por "protector de los hooligans"; bajo la presión del stalinismo y todo el arco político, Synaspismos desistió de participar en algunas manifestaciones (por ejemplo, la que tuvo lugar el 10 de diciembre, en el marco de la huelga general). El KKE ataca a Synaspismos para aislar políticamente a la rebelión y, así, facilitar la represión policial.
Conciencia popular
En la enorme movilización de la juventud está la huella de la histórica tradición de lucha de los explotados de Grecia contra el imperialismo inglés y, más recientemente, de la lucha que llevó a la caída de la ‘dictadura de los coroneles' en 1974.
¿Cómo es posible que chicos de 15 años, sin la menor experiencia política, sean capaces de retomar esta huella histórica?
La rebelión griega es un ejemplo fantástico de la formación de la conciencia popular. Las experiencias históricas que han vivido los pueblos no desaparecen; quedan grabadas en lo más profundo de su ‘memoria colectiva'. Las organizaciones de la izquierda clasista se empeñan por mantener el hilo de las enseñazas del pasado; muchas veces, sin embargo, parece que ese hilo se hubiera perdido. Es sólo una apariencia. Cuando las circunstancias lo hacen necesario, la conciencia popular vuelve a emerger. Los hilos que unen las luchas del pasado y las del presente florecen nuevamente.
"La revuelta estudiantil de 1974 tiene un peso considerable en los sucesos actuales. La imaginación popular le atribuye la caída de la dictadura del régimen de los coroneles. La historia es más compleja, pero el mito está ahí, extremadamente movilizador", dice la enviada especial de Le Monde (12/12).
¡Pero un ‘mito' que es capaz de movilizar durante varias semanas a masas enormes de jóvenes, que además cuentan con el respaldo y la adhesión de millones de trabajadores en toda Grecia, ha dejado de ser un ‘mito'! No es otra cosa que la fuerza de la historia y de la conciencia popular que reaparece, encarnada en las chicas y en los chicos que salen a la calle a enfrentar a la policía, a movilizarse hasta la caída del gobierno capitalista de criminales y, como dice una de sus consignas, "a hacer realidad sus peores pesadillas".
Por su duración, su extensión nacional y su profundidad, la rebelión griega no es una simple explosión de bronca ocasional. Esta enorme movilización deja en claro que bajo una ‘calma' aparente, la Unión Europea incuba contradicciones sociales de tal magnitud que pueden detonar terremotos ante la primera chispa. "Esta revuelta es un toque de atención (sobre) un cóctel explosivo que podría conducir a un nuevo Mayo del 68 a toda Europa" (El País, 22/12).
Hace tres años, la juventud de los barrios periféricos de París se levantó contra el asesinato de dos pibes por la policía. Entre la rebelión de París y la de Grecia hay un hilo conductor: es la rebelión de la juventud contra el destino de miseria y opresión a que los condena el capitalismo en descomposición.
La rebelión griega, sin embargo, ha ido mucho más lejos.
Logró unir en un movimiento único a toda la juventud explotada y oprimida. El lugar central lo ocupan los secundarios; le siguen los universitarios. Todos los colegios y todas las universidades están paralizados; muchos están ocupados. Los profesores y los docentes universitarios se han sumado a la movilización que encabezan sus alumnos. El tumultuoso ingreso de la juventud a la escena política fue anticipado por las gigantescas movilizaciones y ocupaciones de colegios y universidades de 2006/7 contra las leyes antieducativas del gobierno. Son las mismas que la Unión Europea quiere imponer en todos los países y contra las cuales ya manifiestan los secundarios en España, Italia y Francia.
En los colegios y facultades ocupados se desarrollan asambleas diarias. Rápidamente, el movimiento juvenil logró dotarse de una consigna política común: "Fuera Karamanlis; huelga general indefinida hasta que se vaya".
Los jóvenes plantearon una consigna estratégica, que establece un punto de unificación política para todos los movimientos reivindicativos y de lucha.
"Yutas, cerdos, asesinos"
Uno de los aspectos salientes de la rebelión es la lucha sistemática contra el aparato policial. La consigna más coreada es "Yutas, cerdos, asesinos".
Las provocaciones policiales siguen: el 19 de diciembre fue baleado otro joven, de 16 años, en Peristeri, un barrio obrero de la periferia de Atenas. El chico es hijo de un dirigente del KKE (stalinista).
Los jóvenes denuncian el gatillo fácil y el "terrorismo de Estado", es decir al conjunto del régimen político que actúa mediante leyes de excepción, juicios amañados y -cuando todo eso no alcanza- mediante bandas fascistas protegidas por el aparato represivo del Estado. Pero, además de defender sus manifestaciones contra los ataques policiales, los jóvenes se están movilizando a los cuarteles policiales y las comisarías.
Manifestaciones de decenas de miles cercaron el cuartel general de la policía en Atenas, el cuartel general de la policía antimotines y la cárcel central de Atenas. En los barrios de la capital y en numerosas ciudades del interior, los jóvenes apedrearon las comisarías y destacamentos de la policía.
La rebelión juvenil contra la policía es profundamente revolucionaria. Por eso la defendemos de manera incondicional. Los que critican a los jóvenes que luchan contra la policía tienen el cerebro de un gendarme con un enorme garrote en la mano.
Sindicalismo clasista, asambleas populares, inmigrantes
La rebelión juvenil contagia a otras capas de la población explotada.
En el movimiento sindical, potencia las tendencias clasistas. Esto se puso en claro en la huelga general del 10 de diciembre, cuando la manifestación de los sindicalistas clasistas, los jóvenes y la izquierda que defiende la rebelión -en la que militan nuestros compañeros del EEK (Partido Revolucionario de los Trabajadores)- superó ampliamente en número al raquítico acto de la burocracia sindical de la GSEE (Confederación General del Trabajo) y al aún más raquítico acto del KKE (stalinista).
La burocracia sindical juega un papel decisivo para impedir que la simpatía de los obreros por los estudiantes y su odio por el gobierno se convierta en una movilización común. Por eso, la burocracia de la GSEE rechazó el reclamo de los estudiantes y de numerosas delegaciones sindicales de sumarse a la huelga declarada el 18 de diciembre por la Federación de Empleados Públicos. En la mañana del miércoles 17, unos 500 sindicalistas clasistas ocuparon el local de la GSEE para denunciar la traición de la burocracia, ligada al Pasok (socialdemocracia). La burocracia acusó por la ocupación a "sindicalistas del EEK y anarquistas". La ocupación fue levantada el domingo 21.
La rebelión, también, contagió a uno de los sectores más oprimidos, los inmigrantes. El viernes y el sábado, dos manifestaciones de inmigrantes se desarrollaron en Atenas. En Grecia vive más de un millón de inmigrantes; su adhesión a las movilizaciones amplía enormemente la base social de la rebelión.
La rebelión juvenil ha contagiado, también, a las barriadas obreras y populares, donde han comenzado a aparecer asambleas populares. En Exarquia, el barrio donde fue asesinado Alexis Grigropoulos, ha surgido un "Comité de los habitantes de Exarquia", que ha convocado a numerosas movilizaciones, incluidas varias a la comisaría donde revistaban los asesinos. En cada una de ellas, participaron más de mil manifestantes, "la mayoría, personas adultas y mayores" (El País, 9/12).
La Asamblea Popular de Petralona, por su parte, ocupó por unas horas la radio 9.89 para transmitir una declaración política que denunciaba el asesinato de Alexis, a la policía y al gobierno y llamaba a la continuar la rebelión y a la huelga general. Marchas y manifestaciones se están desarrollando, casi diariamente, en los distritos obreros y populares del Gran Atenas: Kaisariani Nea Ionia, Vyronas, Nea Smyrni, Chaidari.
La rebelión de la juventud es la cabeza de un vasto movimiento popular que hunde sus raíces en los sectores exprimidos y explotados de la sociedad.
¿Un giro político?
¿Existe un giro político de las capas acomodadas en favor de los jóvenes rebeldes? Un síntoma de que esto podría estar sucediendo ocurrió en el Palacio de la Música de Atenas, una institución privada dirigida por un gran grupo capitalista que domina la vida cultural. El viernes 18, un concierto de música clásica debió suspenderse cuando una parte de la asistencia comenzó a cantar la consigna de las movilizaciones: "Yutas, cerdos, asesinos". La orquesta dejó de tocar y, encabezada por su propio director, se unió al coro de la audiencia.
El stalinismo
Un papel central en el ataque a la rebelión lo juega el KKE, el partido stalinista, que forma parte de la tendencia internacional de partidos comunistas encabezada por el PC cubano (en la que revista, también, el PC argentino).
El KKE califica a los chicos de 12 ó 13 años que salen a la calle de "agentes de la CIA" y declaró públicamente su oposición a la liberación de los presos -la mayoría menores. Una cosa y otra indican que es un firme partidario de la represión.
El stalinismo ataca de una manera particular a Synaspismos (ex eurocomunistas) y sus aliados de la coalición de izquierda Syriza. Synaspismos es el único partido con representación parlamentaria que no ataca a la rebelión; Syriza ha realizado algunas acciones espectaculares, como la colocación de carteles denunciando la represión en la Acrópolis de Atenas. Synaspismos presentó un programa de "democratización de la policía" y de tibias reformas en beneficio de la juventud; pretende jugar el papel de "mediador" entre la rebelión y el régimen político.
El KKE lo ataca violentamente por "protector de los hooligans"; bajo la presión del stalinismo y todo el arco político, Synaspismos desistió de participar en algunas manifestaciones (por ejemplo, la que tuvo lugar el 10 de diciembre, en el marco de la huelga general). El KKE ataca a Synaspismos para aislar políticamente a la rebelión y, así, facilitar la represión policial.
Conciencia popular
En la enorme movilización de la juventud está la huella de la histórica tradición de lucha de los explotados de Grecia contra el imperialismo inglés y, más recientemente, de la lucha que llevó a la caída de la ‘dictadura de los coroneles' en 1974.
¿Cómo es posible que chicos de 15 años, sin la menor experiencia política, sean capaces de retomar esta huella histórica?
La rebelión griega es un ejemplo fantástico de la formación de la conciencia popular. Las experiencias históricas que han vivido los pueblos no desaparecen; quedan grabadas en lo más profundo de su ‘memoria colectiva'. Las organizaciones de la izquierda clasista se empeñan por mantener el hilo de las enseñazas del pasado; muchas veces, sin embargo, parece que ese hilo se hubiera perdido. Es sólo una apariencia. Cuando las circunstancias lo hacen necesario, la conciencia popular vuelve a emerger. Los hilos que unen las luchas del pasado y las del presente florecen nuevamente.
"La revuelta estudiantil de 1974 tiene un peso considerable en los sucesos actuales. La imaginación popular le atribuye la caída de la dictadura del régimen de los coroneles. La historia es más compleja, pero el mito está ahí, extremadamente movilizador", dice la enviada especial de Le Monde (12/12).
¡Pero un ‘mito' que es capaz de movilizar durante varias semanas a masas enormes de jóvenes, que además cuentan con el respaldo y la adhesión de millones de trabajadores en toda Grecia, ha dejado de ser un ‘mito'! No es otra cosa que la fuerza de la historia y de la conciencia popular que reaparece, encarnada en las chicas y en los chicos que salen a la calle a enfrentar a la policía, a movilizarse hasta la caída del gobierno capitalista de criminales y, como dice una de sus consignas, "a hacer realidad sus peores pesadillas".