El secreto en que se reunieron los presidentes de los bancos centrales de Brasil y Argentina con algunos de los principales empresarios de ambos países, corresponde enteramente a la naturaleza de sus objetivos: armar una conspiración en beneficio de los capistalistas, banqueros y especuladores y contra los pueblos de Argentina y de Brasil.
Una reunión secreta entre capitalistas, banqueros y funcionarios realizada a a escondidas en un domicilio privado (en este caso, el del banquero Ricardo Esteves en Palermo Chico) roza lo delictivo. Cayó directamente en el delito cuando Henrique Meirelles, presidente del Banco Central de Brasil, anunció una "primicia" que mantuvo oculta, por una horas, al resto de los mortales. La información privilegiada sobre los planes del gobierno brasileño permitió que los presentes, actuando en "tiempo real", se embolsaran alguna gruesa "diferencia" en el marco de las violentas oscilaciones de la moneda brasileña en los útimos días.
Entre los presentes (y potenciales beneficiarios de la información privilegiada) se encontraban representantes de Obedrecht, Camargo Correa, Gerdau, Coteminas y la Fiesp (por el lado brasileño), y de Arcor, Aluar, Bagó, Grobocopatel, Techint, Cartellone, Werthein y el Banco Macro (por el lado argentino).
La "primicia" que anunció Meirelles fue, nada menos, que el gobierno brasileño había decidido "intervenir" en el mercado cambiario para frenar la devaluación del real. En otras palabras, que el gobierno de Lula entregaría las reservas a los especuladores que se están fugando de Brasil. La "intervención" del Central brasileño -que no es otra cosa que la venta masiva de dólares de las reservas- permitirá que los especuladores puedan obtener los dólares sin tener que entregar más reales por ellos. Una ganga. Sólo en un día, el miércoles 8, el Central brasileño entregó 2.800 millones de dólares de las reservas.
Meirelles se ha presentado así, frente a los capitalistas y banqueros de ambos países, como el principal organizador de la fuga de divisas del Brasil. Esto porque la "intervención" del Central le garantiza a cada especulador que podrá retirar los capitales que ha ingresado a la cotización actual del dólar. Para "aceitar" los mecanismos de la fuga, el Central brasileño ha inyectado liquidez en el sistema bancario por 31.000 millones de dólares en los últimos días. La posibilidad de que la entrega de las reservas termine con la corrida contra el real es, simplemente, nula.
Sentado junto a Meirelles, Redrado es su contraparte argentina: el organizador de la fuga de capitales de nuestro país. En el curso del último año, se fugaron de Argentina 23.000 millones de dólares a través del sistema bancario, que actúa bajo la directa supervisión del BCRA.
La reunión realizada en el sigilo de un departamento ubicado en un barrio excusivo es extremadamente instructiva para los trabajadores. Brinda la caracterización más adecuada de los regímenes políticos y de los gobiernos de Argentina y Brasil. Revela que los funcionarios "nacionales y populares" de nuestras pampas y los "izquierdistas" del Brasil actúan como verdaderos empleados de los capitalistas, los banqueros y los especuladores. Es a ellos a quienes dan cuenta de sus acciones y a quienes anticipan sus próximos pasos. Gobiernan para los capitalistas; no para los pueblos. Conspiran con los capitalistas contra los pueblos.
A la conspiración sigilosa de los gobernantes, banqueros y patrones opongamos la deliberación pública y la acción de los trabajadores y los pueblos de Argentina y Brasil con un programa común: nacionalización de los bancos y el comercio exterior, no pago de la deuda externa, ningún despido o suspensión, unidad política de los pueblos.
Una reunión secreta entre capitalistas, banqueros y funcionarios realizada a a escondidas en un domicilio privado (en este caso, el del banquero Ricardo Esteves en Palermo Chico) roza lo delictivo. Cayó directamente en el delito cuando Henrique Meirelles, presidente del Banco Central de Brasil, anunció una "primicia" que mantuvo oculta, por una horas, al resto de los mortales. La información privilegiada sobre los planes del gobierno brasileño permitió que los presentes, actuando en "tiempo real", se embolsaran alguna gruesa "diferencia" en el marco de las violentas oscilaciones de la moneda brasileña en los útimos días.
Entre los presentes (y potenciales beneficiarios de la información privilegiada) se encontraban representantes de Obedrecht, Camargo Correa, Gerdau, Coteminas y la Fiesp (por el lado brasileño), y de Arcor, Aluar, Bagó, Grobocopatel, Techint, Cartellone, Werthein y el Banco Macro (por el lado argentino).
La "primicia" que anunció Meirelles fue, nada menos, que el gobierno brasileño había decidido "intervenir" en el mercado cambiario para frenar la devaluación del real. En otras palabras, que el gobierno de Lula entregaría las reservas a los especuladores que se están fugando de Brasil. La "intervención" del Central brasileño -que no es otra cosa que la venta masiva de dólares de las reservas- permitirá que los especuladores puedan obtener los dólares sin tener que entregar más reales por ellos. Una ganga. Sólo en un día, el miércoles 8, el Central brasileño entregó 2.800 millones de dólares de las reservas.
Meirelles se ha presentado así, frente a los capitalistas y banqueros de ambos países, como el principal organizador de la fuga de divisas del Brasil. Esto porque la "intervención" del Central le garantiza a cada especulador que podrá retirar los capitales que ha ingresado a la cotización actual del dólar. Para "aceitar" los mecanismos de la fuga, el Central brasileño ha inyectado liquidez en el sistema bancario por 31.000 millones de dólares en los últimos días. La posibilidad de que la entrega de las reservas termine con la corrida contra el real es, simplemente, nula.
Sentado junto a Meirelles, Redrado es su contraparte argentina: el organizador de la fuga de capitales de nuestro país. En el curso del último año, se fugaron de Argentina 23.000 millones de dólares a través del sistema bancario, que actúa bajo la directa supervisión del BCRA.
La reunión realizada en el sigilo de un departamento ubicado en un barrio excusivo es extremadamente instructiva para los trabajadores. Brinda la caracterización más adecuada de los regímenes políticos y de los gobiernos de Argentina y Brasil. Revela que los funcionarios "nacionales y populares" de nuestras pampas y los "izquierdistas" del Brasil actúan como verdaderos empleados de los capitalistas, los banqueros y los especuladores. Es a ellos a quienes dan cuenta de sus acciones y a quienes anticipan sus próximos pasos. Gobiernan para los capitalistas; no para los pueblos. Conspiran con los capitalistas contra los pueblos.
A la conspiración sigilosa de los gobernantes, banqueros y patrones opongamos la deliberación pública y la acción de los trabajadores y los pueblos de Argentina y Brasil con un programa común: nacionalización de los bancos y el comercio exterior, no pago de la deuda externa, ningún despido o suspensión, unidad política de los pueblos.